Casus Belli III (2022), 157-207
Recibido: 22/9/2022 - Aceptado: 25/10/2022

 

Antagonismo dominante
La confrontación entre Estados Unidos y la República Popular China en el contexto de una Guerra Global Segmentada

Sergio D. Skobalski

Héctor A. Arrosio

Universidad de la Defensa Nacional

 

Resumen: La confrontación estratégica entre los EE. UU. y la República Popular China (RPCh) tuvo un antecedente militar directo durante la Guerra Fría, encapsulado en la Guerra de Corea. La actual confrontación se configuró durante la década de 1990 dando estructura a un modelo multilineal donde coexisten relaciones de cooperación (socios estratégicos), conflicto no militar (competidores estratégicos) y una constante guerra fría tecnológica. El objetivo del presente trabajo es aplicar un modelo de explicación a la instancia actual, y de proyección probable sobre la confrontación entre ambas potencias. La metodología a emplear será la de un ejercicio de sistematización deductiva partiendo de enunciados y conceptos generales de las teorías de la trampa de la guerra (Bueno de Mesquita, 1981) y los diferenciales dinámicos (Copeland, 2000), complementados por el concepto de sistema internacional bajo condiciones de Guerra Fría, globalización con guerra fría y guerra global segmentada. El procedimiento empleado consistió en organizar y subsumir una base empírica compuesta por los contenidos doctrinarios oficiales de ambas grandes potencias, en los conceptos y enunciados generales. El resultado deriva en una exposición explicativa del riesgo de guerra sistémica en el contexto de dos trayectorias del sistema internacional: una escalada gradual de la guerra global segmentada o una derivación hacia un proceso de continuidad de la globalización con guerra fría entre EE. UU. y la RPCh.

Palabras clave: Trampa de la Guerra – Diferenciales Dinámicos – Guerra Limitada – Globalización con Guerra Fría – Guerra Global Segmentada – Confrontación Estratégica Estados Unidos-China.

Abstract: The strategic confrontation between the US and the People''s Republic of China (PRC) had a direct military antecedent during the Cold War, encapsulated in the Korean War. The current confrontation was configured during the 1990s giving structure to a multilinear model where cooperative relations (strategic partners), non-military conflict (strategic competitors) and a constant technological Cold War coexist. The objective of the present work is to apply an explanation model to the current instance, and of probable projection on the confrontation between both powers. The methodology to be used will be that of a deductive systematization exercise based on statements and general concepts of the theories of the war trap (Bueno de Mesquita, 1981) and dynamic differentials (Copeland, 2000), complemented by the concept of system under conditions of Cold War, globalization with cold war and segmented global war. The procedure used consisted of organizing and subsuming an empirical base composed of the official doctrinal contents of both great powers, in the concepts and general statements. The result derives in an explanatory exposition of the risk of systemic war in the context of two trajectories of the international system: a gradual escalation of the segmented global war or a derivation towards a process of continuity of globalization with cold war between the United States and the PRC.

Keywords: War Trap – Dynamic Differentials – Limited War – Globalization with Cold War – Segmented Global War – US-China Strategic Confrontation.

 

 

1-Introducción

La perspectiva del ciclo largo de la política mundial[1] (Modelski-Thompson, 1996) y del sistema de grandes potencias (Levy, 1999) permite proponer que el sistema internacional se halla en la transición entre dos guerras mundiales: la Segunda Guerra Mundial y la próxima guerra sistémica masiva, o guerra mundial.[2]

El riesgo de una guerra central entre Estados Unidos y la República Popular China constituye una hipótesis subsidiaria a la anterior que, entre 1997 y 2022, ha evolucionado de ser percibida como propia de un escenario de baja a media/alta probabilidad de ocurrencia. La densa trama de relaciones interdependientes en el mercado mundial, la condición de indispensables de ambas superpotencias económicas y la compleja dinámica de relaciones de cooperación y conflicto en la trayectoria del sistema internacional condicionan la posibilidad de un enfrentamiento militar que, como probabilidad, siempre es superior a cero.

Dentro de la dinámica de los sistemas internacionales, la confrontación entre los EE. UU. y la RPCh ha tenido configuraciones diferenciables. En el sistema internacional de la Guerra Fría, el enfrentamiento tuvo una fase unidimensional militar, una guerra convencional limitada entre 1950 y 1953; seguida por una fase de hostilidad hasta 1969, a la que siguió un período de convergencia prolongado hasta el fin de la Guerra Fría. Entre 1991 y 2020 la relación bilateral se manifestó en un modelo diádico de cooperación y conflicto simultáneos. Los niveles de cooperación se daban en la complementación de flujos financieros e inversiones extranjeras directas entre ambos actores y en el mercado mundial; en tanto que las relaciones de conflicto se manifestaban en el concepto de competidores estratégicos en estado de Guerra Fría tecnológica, competencia por mercados regionales y globales, y despliegue de dispositivos militares en áreas de conflicto de Asia Oriental.

Las tesis confrontacionistas pueden fundamentarse tanto desde: la percepción china de EE. UU. como principal amenaza militar desde el frente del Pacífico -propia de Deng Xiaoping y Jiang Zemin hasta Xi Jinping-, como de la percepción de competidor estratégico, desarrollada por los EE. UU. desde las Administración Clinton y continuada por las de Bush, Obama, Trump y Biden.

El objetivo general de este artículo apunta a realizar una sistematización deductiva desde teorías generales que explican el riesgo de una guerra mayor en las que pueden subsumirse las lógicas de la acción de EE. UU. y la RPCh, y, como base empírica, los dispositivos militares desplegados y los cuerpos doctrinarios de ambas potencias que expresan voluntades políticas y estratégicas para su empleo.

Del mismo se derivan dos objetivos particulares:

-Fundamentar las perspectivas de los EE. UU. sobre las confrontaciones estratégicas con la RPCh (las dadas durante la Guerra de Corea y la actual).

-Describir la genealogía conceptual de la evolución de la estrategia militar de la RPCh, desde sus fundamentos ideológicos hasta las modernas reformulaciones adaptadas a una potencial confrontación con los EE. UU.

 

2. Marco teórico

El actual sistema internacional, que se configura con proyección 2022 – 2030, puede definirse como de globalización con guerra fría más guerra global segmentada. En el mismo, persisten las perspectivas de las hipótesis confrontacionistas producidas por autores estadounidenses a fines de los ’90. Las mismas varían desde la percepción descriptiva (Bernstein-Munro, 1998), a la explicativa propia de la teoría de los diferenciales dinámicos (Copeland, 2000). Perspectivas que pueden subsumirse en el marco epistemológico general de la teoría de la transición del poder (Kugler -Organski, 1996). La reciente concepción de la trampa de Tucídides (Allison, 2015, 2017) constituye una resignificación teórica del problema, sobre el cual se ha elaborado una vasta bibliografía académica en las últimas dos décadas.

El marco teórico se compone de enunciados y conceptos de dos teorías propias de las perspectivas de la elección racional y del realismo:[3]

- La teoría de la trampa de la guerra, que explica el inicio de las guerras según la teoría de la expectativa de utilidades en un sistema dado en el cual se identifican tres dinámicas centrales: difusión de la inseguridad sistémica; construcción social de una cultura de violencia política; gravitación del síndrome del desarrollo económico detenido.

- Como instancia relacionada, se considerarán las proposiciones centrales de la teoría de los diferenciales dinámicos. Por un lado, en todo sistema donde predomina la incertidumbre junto a la búsqueda racional de la seguridad, la gran potencia militar declinante es la que con mayor probabilidad inicie una guerra general. Por el otro, las restricciones al comportamiento de la gran potencia declinante varían de un sistema multipolar a otro bipolar. En un sistema multipolar la probabilidad de una guerra general es proporcional al nivel de superioridad militar de la gran potencia en declinación, en tanto que en un sistema bipolar la gran potencia en declive puede iniciar una guerra aun cuando su poder militar equivale al de la gran potencia en ascenso. Finalmente, la tercera afirmación postula que la probabilidad de una guerra general aumenta cuando la declinación es percibida como inevitable.

Los conceptos de globalización con guerra fría y guerra global segmentada son propuestos en este trabajo para designar los rasgos dominantes del sistema internacional que emerge por continuidad de los conflictos de la postguerra fría, las rearticulaciones geoestratégicas de las grandes potencias en la lucha por el control de Eurasia (caso de la actual guerra entre Rusia y Ucrania apoyada por EE. UU./OTAN), y por los efectos derivados de las operaciones militares de EE. UU., durante la guerra global contra las redes islamistas tras los ataques del 11 de septiembre de 2001.

El concepto de globalización con guerra fría lo proponemos para designar al sistema internacional en el que coexisten las redes tecnológicas, financieras e institucionales propias de la globalización junto a conflictos complejos de morfología híbrida dónde, como en el antecedente de la Guerra Fría histórica, el riesgo de los actores principales involucrados es la disminución o pérdida de la libertad de acción.[4]

El modelo histórico en el que basamos el concepto de guerra global segmentada es el de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648): secuencial, episódica, de actores múltiples y extrema violencia sectaria.[5] El núcleo sistémico de la misma lo componen las tendencias dinámicas de colisión entre EE. UU., la RPCh y Rusia, a las que se agregan las regiones de conflicto permanente (Marshall, 1999) de Medio Oriente y África. Las micro guerras aún activas, derivadas de las operaciones militares estadounidenses contra las redes de guerra islamistas, periodizables entre 2001 y 2021, constituyen un modelo reciente cuya estructura anticipó al escenario actual: un conjunto de pequeñas guerras dentro de una mayor (Kilcullen, 2009).

Las guerras híbridas de Rusia en Georgia (2008), Siria, Crimea (2014), y los efectos globales de la guerra de Rusia contra Ucrania, de los cuales se manifiestan formas de síndrome de desarrollo económico detenido y difusión de la inseguridad sistémica, configuran el proceso central propio de un sistema internacional bajo los impactos de una guerra global segmentada.

 

3. Metodología

El presente artículo es resultante de un modelo de investigación cualitativa con el propósito de desarrollar un ejercicio de fundamentación y explicación sobre el riesgo de una confrontación militar entre EE. UU. y la RPCh.

La metodología, basada en el modelo hempeliano de una sistematización deductiva,[6] se aplicará al desarrollo de la retrodicción de los antecedentes históricos de la confrontación. También a los indicadores concretos de la actual percepción de rivalidad intensa que exhiben ambos actores, y que puede observarse expresada en las bases teórico-doctrinarias de sus estrategias de defensa y en los despliegues de sus dispositivos militares en el subsistema regional.

El ejercicio de sistematización deductiva será desarrollado en tres instancias. Por un lado, desde los enunciados generales de las teorías trampa de la guerra, y de los diferenciales dinámicos.[7] Por otro lado, en relación con los conceptos de Guerra Fría, globalización con guerra fría y guerra global segmentada como instancia intermedia. Y, finalmente, en función de la base empírica, teniendo en cuenta los indicadores concretos de los espacios regionales de conflicto, los despliegues militares y los focos de crisis activados.

Los conceptos derivados de la trampa de la guerra y de los diferenciales dinámicos, se considerarán en el marco general del sistema internacional de la Guerra Fría (para la retrodicción del enfrentamiento militar de EE. UU. y la RPCh durante la Guerra de Corea), y del sistema internacional actual que conceptuamos globalización con guerra fría y guerra global segmentada, para dar significado a la probable evolución de la confrontación entre EE. UU. y la RPCh que se proyecta entre 2022 y 2030.

 

4-La perspectiva y proyección estratégica de EE. UU.

 

4.1. El enfrentamiento militar directo entre EE. UU. y China

(Sistema Internacional de la Guerra Fría: Guerra Limitada en Corea)

En la temprana Guerra Fría, Estados Unidos y la República Popular China se enfrentaron en una guerra convencional de alta intensidad, dada en un contexto de umbral de una escalada conducente a una guerra sistémica masiva o nueva guerra mundial. Dicha guerra convencional, que habría de convertirse en modelo de una guerra limitada, fue la Guerra de Corea (1950 – 1953).

Como modelo de conflicto, la Guerra de Corea se estructuró con la dinámica de tres guerras y la amenaza, o umbral, de una cuarta (Rostow, 1960); todas ellas condicionadas por las lógicas del marco general de la Guerra Fría y de las conductas colectivas inerciales del fin de la Segunda Guerra Mundial.

La difusión de la inseguridad sistémica, que precedió a la Segunda Guerra Mundial, se replicó durante la temprana Guerra Fría, tanto por la lucha entre EE. UU. y la URSS por la dominación de Eurasia, como por los escenarios de violencia política y conflictos armados propios de los procesos de descolonización. La Guerra Fría, la violencia política en los procesos de descolonización y los conflictos prolongados emergentes en Medio Oriente, Sudeste Asiático y África conformaron dos subsistemas yuxtapuestos: el subsistema central donde los EE. UU. y la URSS constituyeron estructuras de poder que se retroalimentaban con las crisis; y el subsistema periférico compuesto por las dinámicas de las regiones de conflicto permanente, que entre 1945 y 1991 se configuraron en un conjunto histórico denominado Guerra del Tercer Mundo (Marshall, 1999).

La generalización de la cultura de la violencia, en la forma institucionalizada de normalizar a la guerra como instrumento de la política, se manifestó en las percepciones de inseguridad que exhibieron todos los actores centrales. Por un lado, la URSS adoptó una estrategia indirecta para consolidar un bloque de estados satélites en Europa Centro-Oriental. Por el otro, la RPCh mantuvo su actitud de guerra revolucionaria como prolongación de la guerra de resistencia contra Japón y de la guerra civil contra el Kuomintang; en tanto que la intervención en la Guerra de Corea apuntó a contener la amenaza militar de EE. UU. contra su territorio y actuar preventivamente ante una posible defección soviética en el apoyo a Corea del Norte. Los EE. UU., por su parte, institucionalizaron su proyección militar sobre Eurasia mediante una geopolítica de las tierras marginales,[8] instrumentada por medio de alianzas multilaterales de seguridad que se extendieron desde Europa Atlántica hasta Asia Oriental y el Pacífico.[9]

El síndrome de desarrollo económico detenido puede evaluarse como una de las causas,[10] junto a la percepción de la amenaza de la URSS, del nuevo rearme de los EE. UU. y de las decisiones políticas para su despliegue global que se manifestaron en el sistema de alianzas (TIAR + OTAN + Alianzas del Pacífico), en las estrategias de la Contención y en la práctica de guerra limitada en Corea.

La teoría de las cuatro guerras de Rostow (1960) trasciende la singularidad histórica del conflicto coreano, ya que, desde una concepción modélica, integra tres esquemas de guerra bilateral limitada con el umbral de una potencial guerra sistémica, multilateral, mundial y de intensidad catastrófica.[11]

La primera guerra, periodizable entre junio y julio de 1950 e iniciada por la invasión norcoreana, fue entre Corea del Norte y Corea del Sur.

La segunda guerra se configuró con la intervención militar de EE. UU. y fuerzas de las Naciones Unidas en apoyo de Corea del Sur, que Rostow describió como una guerra entre EE. UU. y Corea del Norte, periodizada entre septiembre y diciembre de 1950.

En octubre de 1950 la República Popular China envió una comunicación formal por intermedio del gobierno de la India a la Organización de Naciones Unidas, en el que informaba que consideraría un acto de agresión contra su territorio el avance de las fuerzas de EE. UU. y la ONU hacia la frontera internacional con Corea del Norte. El desembarco en Inchon, la Normandía del Pacífico del general MacArthur, en septiembre de 1950, había sido el punto de inflexión de una fuerte ofensiva cuya direccionalidad apuntaba a la frontera con la República Popular China. Como respuesta, Beijing y los norcoreanos acordaron el despliegue de 37 divisiones chinas en el extremo septentrional de Corea del Norte o sea el equivalente a 380.000 hombres. Su presencia fue infravalorada por el servicio de inteligencia del Comando Supremo de los EE. UU. en el Lejano Oriente y por el propio comandante en jefe, el general Douglas MacArthur.

La tercera guerra, entre los EE. UU. y la República Popular China, comenzó a fines de octubre de 1950. Para fines de diciembre el Ejército Popular de Voluntarios de la RPCh al mando del general Peng Dohuai había hecho retroceder al Octavo Ejército y al Décimo Cuerpo de los EE UU y la ONU, hasta el sur del Paralelo 38. En este contexto el general MacArthur propuso su plan de operaciones contra Corea del Norte y la República Popular China. El mismo tenía un alcance transregional que comprendía a toda la rimland asiática del Pacífico: nordeste asiático y Manchuria; Mar del Japón; mares del Este y del Sur de China. A las fuerzas de los EE. UU. y a la ONU bajo su comando, el general MacArthur propuso agregar al completo al Comando del Pacífico y extender las operaciones navales al bloqueo de todo el litoral chino hasta Hainán, incluyendo el Estrecho de Taiwán. También pidió la intervención del Comando Aéreo Estratégico para emplear los bombarderos pesados en una ofensiva contra la cuenca industrial de Manchuria y contra las bases aéreas chinas desde donde operaban los cazas MiG 15 con pilotos soviéticos que intervenían en el teatro de operaciones coreano. Como tercer gran curso de acción solicitó la autorización de la Administración Truman para trasladar, desde Taiwán a Corea del Sur, al ejército de China Nacionalista, y para proyectarlo en una gran ofensiva sobre Corea del Norte y la República Popular China.

Totalizadora, más jominiana que clausewitziana,[12] la propuesta del general MacArthur estaba en abierta contradicción con las directrices de la gran estrategia de la Administración Truman. La misma puede formalizarse en el modelo Diplomacia Total + Contención + NSC-68 (National Security Council/68). La Diplomacia Total era la metodología para la formación de alianzas del secretario de Estado Dean Acheson. La Contención resumía un conjunto de estrategias (Gaddis, 1989), la principal concebida en 1946/47 por George Kennan (1947, 1969), director de Planificación Política del Departamento de Estado. El NSC-68 era el documento oficial, organizador del presupuesto de los gastos federales para la Defensa, cuyo esquema contemplaba el rearme convencional y nuclear de los EE. UU.; el mismo está asociado a la gestión precursora de James Forrestal como secretario de Defensa (1947/49) y de Paul Nitze, sucesor de Kennan en la Dirección de Planificación Política del Departamento de Estado. El Estado Mayor Conjunto y su junta de jefes rechazaron categóricamente la propuesta: era la guerra equivocada, contra el enemigo equivocado, en el lugar equivocado, sentencia que se atribuye al general Bradley.

Los generales George Marshall (ex secretario de Estado y secretario de Defensa en 1950/51), Omar Bradley (presidente de la Junta de Jefes del Estado Mayor Conjunto) y Dwight Eisenhower (Supremo Comandante Aliado en Europa, SACEUR de la OTAN) coincidían en que las operaciones soviético-norcoreanas-chinas constituían una gran operación de engaño estratégico con el propósito de aferrar en el nordeste Asiático la mayor concentración de unidades y recursos militares de los EE. UU., para lanzar la ofensiva principal en el frente centroeuropeo de la OTAN. Esta apreciación era compartida por generales británicos, franceses y alemanes, encabezados por Bernard Montgomery, Charles De Gaulle y Heinz Guderian. Este último y Liddell Hart coincidían en que el ejército soviético, en un eje ofensivo desde la llanura germano-polaca, podía arrollar hacia el mar a las fuerzas terrestres de la OTAN antes de que EE. UU. pudiese intervenir.[13]

La propuesta estratégica del general MacArthur, la planificación de una guerra total contra Corea del Norte y la República Popular China, implicaba deslizarse hacia uno de los conceptos centrales de la teoría de la trampa de la guerra: la difusión de la inseguridad sistémica. El riesgo concreto de espiral de conflicto ascendente tenía dimensión geoestratégica en la trans-regionalización de la guerra de Corea a toda Asia Oriental; en tanto que la intervención del Comando Aéreo Estratégico de los EE. UU. requerida por MacArthur implicaba una escalada hacia el nivel de la fuerza nuclear. El Comando Aéreo Estratégico tenía en 1950 la capacidad de proyectar 180 bombarderos pesados B-36 y B-50, y 52 bombarderos medianos B-45, disponiendo de un stock de 299 bombas nucleares operativas, contra 5 que poseía la URSS (Norris-Kristensen, 2010: 81).

El Consejo Nacional de Seguridad, en la Casa Blanca, y el Departamento de Defensa concluyeron que la ejecución del Plan MacArthur provocaría automáticamente la intervención directa y abierta de la URSS en el conflicto: esta sería la Cuarta Guerra, una guerra mayor conducente a un escenario de guerra sistémica. La URSS tenía desplegadas fuerzas terrestres, navales y aéreas en el Distrito Militar Lejano Oriente con cuartel general en Khabarovsk bajo el comando del mariscal R.Y. Malinovskiy y del general de aviación I.N. Kozhedub. Los EE UU y las fuerzas de la ONU tendrían que enfrentar a los ejércitos soviético, chino y norcoreano, junto a la Quinta y a la Séptima Flota Soviética del Pacífico, en un proceso incontrolable conducente a la mundialización de la Guerra de Corea.

En el nivel de las decisiones políticas, la Administración Truman resolvió renunciar a una victoria total sobre Corea del Norte y la RPCh, como así también destituir de su comando al General MacArthur.[14] Consecuentemente, el enfrentamiento militar entre EE. UU. y la República Popular China quedó encapsulado en una guerra convencional limitada dentro del conflicto coreano. En este caso, el cálculo de expectativa de utilidades (Bueno de Mesquita, 1996) operó en función de evitar, y no de iniciar, una guerra general.

 

4.2. Dimensión geoestratégica de la proyección actual de EE. UU.

(Sistema Internacional: globalización con guerra fría + guerra global segmentada)

Las proposiciones centrales de la teoría de los diferenciales dinámicos sostienen que la conducta racional de los Estados en el sistema internacional se altera cuando el Estado dominante se percibe en declinación y es desafiado por un Estado en ascenso. En un sistema multipolar, si el poder del Estado dominante sobrepasa al del Estado en ascenso la probabilidad del inicio de una guerra mayor es elevada (Copeland, 2000). En tanto que, en un sistema bipolar, si la inteligencia estratégica del estado dominante prevé su declinación frente al Estado ascendente, el inicio de una guerra mayor es de muy alta probabilidad de ocurrencia.

Durante la segunda Administración Clinton, Brzezinski (1997) estableció un diagnóstico según el cual dos dinámicas impactarían en la geoestrategia de Eurasia: la de Rusia en función de la atracción y complementariedad con el centro de poder de Europa Atlántica, y la de RPCh en pos de articular un gran espacio económico y político junto al nordeste y sudeste asiáticos. A este último espacio lo denominó como Gran China, y estableció que no necesariamente sería antagónico al poder y despliegue de los EE. UU. y sus alianzas en Asia-Pacífico.

Al darle contenido empírico a su teoría de los diferenciales dinámicos, Copeland consideró la proyección de un desafío a largo plazo de la RPCh sobre los EE. UU., estimando que hacia 1999 los diferenciales tecnológicos, económicos y militares a favor de los EE. UU. no indicaban un estado dominante en declive y la trayectoria del ascenso chino estaba aún alejada de los niveles relativos de gran potencia.

Brzezinski (1998) consideraba a cuatro grandes actores geoestratégicos en Eurasia hacia el año 2000: EE. UU., Unión Europea, Japón y RPCh. Una década después el escenario había cambiado radicalmente.

Desarrollada durante las Administraciones Obama (2009-2016) la teoría del Cerco de China, Encirclement of China, (Brzezinski, 2012) preconfiguró la dimensión política y militar de la actitud de confrontación de EE. UU. con RPCh, a escala regional y global.

El antecedente es la guerra entre EE.UU. y RPCh, encapsulada en la Guerra de Corea. Sobre este precedente, EE. UU. organizó y perfeccionó un despliegue militar y un dispositivo de bases avanzadas sobre Asia Oriental, desde las islas Aleutianas al sudeste asiático. De este modo, dio contenido y estructura al Comando del Pacífico creado en 1947. Este fue dotado de cuerpos de doctrina estratégica, retroalimentados periódicamente, orientados a responder a los desafíos de defensa del centro de gravedad del despliegue militar global de los EE. UU. Con zona de responsabilidad ampliada a Comando Indo-Pacífico en 2017, fue, a su vez, provisto de capacidades militares conjuntas y combinadas, para responder a los desafíos de la RPCh, de Rusia y de Corea del Norte.

Los documentos rectores National Security Strategy 2017, National Defense Strategy 2018, Indo-Pacific Strategy Report de junio de 2019, Indo-Pacific Avaneced Sharing Vision noviembre de 2019, y POTUS US Strategic Approach to RPC de mayo de 2020; así como el crucial Informe Anual al Congreso Military and Security Developments Involving the People’s Republic of China 2020, del Departamento de Defensa, y la Indo-Pacific Strategy of the United States (The White House, 2022) permiten fundamentar que, desde 1953, dicho comando combatiente conjunto se prepara para una Segunda Guerra del Pacífico que contiene una Segunda Guerra de Corea.

En el documento Sosteniendo el liderazgo global de los EE. UU de 2010, la Administración Obama elaboraba una directriz estratégica que abarcaba a Asia Oriental integrada con Asia del Sur (India, Pakistán y Bangladesh). En la Estrategia Indo Pacífico de los EE. UU. de febrero de 2022, la Administración Biden mantiene la continuidad y refuerza los conceptos de una proyección del poder de los EE. UU. sobre la gran región, definida como centro de gravedad de la geopolítica mundial.

Este concepto fue la base de la lógica de las relaciones estratégicas de los EE. UU. y su proyección actual sobre las tierras marginales (rimlands) Pacífico-Índico. Los sistemas de alianzas ASEAN, QUAD y AUKUS resultantes, están orientados hacia la instrumentación de las dimensiones política, económica y militar del Cerco de China.

La estructura del Comando Indo-Pacífico conforma el dispositivo militar conjunto y combinado con el sistema de alianzas, que se proyecta en tres subregiones geoestratégicas:

a)Proyección sobre el Nordeste Asiático

Los puntos de apoyo militar en esta subregión los constituyen las bases avanzadas de los EE. UU. en Japón y Corea del Sur, en virtud de las alianzas estratégicas establecidas con ambos países desde la temprana Guerra Fría.

En Honshu, isla principal de Japón, se localizan las bases de Misawa (aérea), Yokota (aérea), Yokosuka (naval), Atsugi (aeronaval), Iwakuni (aérea y del Cuerpo de Infantería de Marina) y Sasebo (naval); y en Okinawa se halla la base de Kadena (aérea).

En Corea del Sur se encuentran las grandes bases de Onsan y Kusan (aéreas), junto al despliegue del Octavo Ejército de los EE. UU..

En conjunto, este complejo de bases constituye la presencia avanzada frente a la amenaza de Corea del Norte, con el cual Corea del Sur, los EE. UU. y la ONU están en estado técnico de guerra desde los Acuerdos de Panmunjom mediante los cuales cesaron las hostilidades de la Guerra de Corea (1950-1953).

Desde la década de los ’90, la política de proliferación nuclear y misilística de Corea del Norte se agregó como variable de contexto que mantiene en tensión a dicho escenario de conflicto, a los que se suman micro escaladas entre las dos Coreas mediante localizados incidentes militares y navales.

El objetivo de los EE. UU. en la región es contener a Corea del Norte mediante una activa estrategia de contra proliferación y disuasión nuclear; y proyectar disuasión militar convencional para desalentar una agresión de dicho país contra sus aliados: Corea del Sur y Japón.

b)Proyección sobre el sudeste asiático

La proyección sobre esta subregión tiene sus pivotes militares principales en Filipinas y Tailandia.

Indonesia es un importante socio para el mantenimiento de la seguridad regional y para la guerra contra las redes islamistas.

El interés de EE. UU. se focaliza en la integración a la estrategia de seguridad de los países del bloque económico ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, integrada por Indonesia, Malasia, Tailandia, Filipinas, Singapur, Vietnam, Camboya, Laos, Myanmar y Brunei).

En esta subregión, los EE. UU. emplean la Séptima Flota del Comando Indo-Pacífico para garantizar la seguridad de las rutas marítimas en los estrechos que comunican del Océano Índico al Pacífico, las vías de suministro a través del Mar de la China del Sur y del Mar de la China del Este; y, de este modo, mantener la estabilidad en dichos espacios marítimos donde la RPCh mantiene contenciosos jurisdiccionales con Vietnam, Indonesia, Malasia, Brunei, Filipinas, Taiwán y Japón.

c)Proyección sobre el Índico y Asia del Sur

En esta subregión, la relación estratégica clave es la que EE. UU. mantiene con la India, cuyo creciente poder naval es la variable dependiente de su crecimiento económico y funciona como factor decisivo para la seguridad regional cooperativa sobre el Océano Índico, como espacio de prolongación de los despliegues de la séptima Flota desde el Pacífico sudoccidental.

 

4.3. Hipótesis de Conflicto del Comando Indo-Pacífico de los EE. UU. (2017-2022)

Durante la Administración Trump, el Departamento de Defensa centralizó los documentos donde se detallaban las misiones generales de los Comandos Combatientes Conjuntos/Combinados. En junio de 2019, el informe The Department of Defense Indo-Pacific Strategy Report, indicaba que la RPCh, Rusia y Corea del Norte constituían los tres desafíos para la seguridad en la zona de responsabilidad de dicho Comando, con Cuartel General en Camp H.M. Smith, Hawái.

Desde un abordaje más particularizado puede establecerse que el poder militar de los EE. UU. en la zona de responsabilidad del Comando Indo-Pacífico, se focaliza sobre cinco hipótesis de conflicto principales:

• Península de Corea: Donde se hace frente a la amenaza potencial de una agresión de Corea del Norte, en el contexto de un estado técnico de guerra que se mantiene desde 1953.

• Mar de la China del Este: Donde el contencioso por la soberanía en las Islas Diaoyeu -Senkaku entre la RPCh y Japón podría escalar a una solución militar, amenazando la paz y estabilidad regional.

• Estrecho de Taiwán: Donde la amenaza es la potencial utilización del poder militar por parte de la RPCh para materializar su objetivo nacional permanente sobre Taiwán.

• Mar del Sur de la China: Donde la amenaza es un potencial enfrentamiento militar multilateral entre los Estados de la cuenca de dicho mar, que compiten por la soberanía sobre las Islas Paracel y Spratly, los Arrecifes Johnson y Mischief, y el banco arenoso de Macclesfield; espacios depositarios de yacimientos off shore de petróleo y gas.

• Desestabilización de Indonesia: Esta nación aliada de los EE. UU. en la guerra global contra el terrorismo tiene la mayor población islámica del mundo y es el cuarto país mundial en población (después de la RPCh, India y EE. UU.).

La configuración geográfica de la región, la arquitectura geoestratégica de las principales bases aéreas y navales, y los antecedentes históricos de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico (1941-1945), permiten establecer que un potencial teatro de guerra de los EE. UU. en Asia-Pacífico se organizaría en tres teatros de operaciones:

Teatro de Operaciones Pacífico Norte: estructurado sobre el eje de comunicaciones entre las bases en Alaska y Japón, el acceso estratégico entre EE. UU. y Japón, y redespliegues operacionales sobre Corea del Sur y Okinawa (base Kadena).

Teatro de Operaciones Pacífico Central: con eje de acceso estratégico entre Pearl Harbor y Guam (base Andersen), con redespliegues operacionales sobre Filipinas (base Clarke) y Okinawa (base Kadena).

Teatro de Operaciones Pacífico Sudoccidental: Con eje de acceso estratégico entre Australia y Filipinas (base Clarke).

Al respecto, en la hipótesis de confrontación Bernstein-Munro (1998) los autores sostienen que los objetivos regionales chinos apuntan a: el objetivo general de construir un nuevo modelo de seguridad regional, que reemplace al creado por los EE. UU. al comienzo de la Guerra Fría, y consecuentemente, excluir gradualmente la influencia política y militar estadounidense en la región. Apuntan también a los objetivos particulares que referirían: a la soberanía y el control sobre Taiwán; el control y la presencia militar dominante en el Mar del Sur de la China; la inducción de una retirada militar selectiva de los EE. UU. en la región; y a la implementación de un plan para Japón que lo mantenga en estado permanente de subordinación estratégica.

 

4.4. El cerco a China

El peor escenario para Washington es que la tendencia proyectada hacia el año 2030 indique una transición del poder en la que la RPCh dirija la seguridad militar en Asia Oriental, sea el garante del suministro energético a los países del ASEAN, Japón y Corea del Sur, expanda su esfera de influencia en entente con Rusia, sobre Asia Central y Medio Oriente, y se erija en líder de un área de súper-acumulación capitalista, integrado por las economías del sudeste Asiático, donde el comercio y las finanzas están históricamente dominados por las minorías chinas. Sobre este diagnóstico se basa la hipótesis del cerco de China (Brzezinski, 2012), punto de inflexión conceptual de la actual percepción de rivalidad intensa de EE. UU. respecto de la RPCh.

El cerco de China es un concepto derivado de la perspectiva del realismo clásico combinado con una fuerte impronta funcionalista, donde se estimaba que la presión del ejército y la flota del Pacífico de Rusia, la tercera y séptima flota del Comando Indo- Pacífico de los EE. UU., la interferencia de Vietnam, y la presión del ejército y la flota de la India, encierran a los chinos en un escenario estratégico altamente negativo. Su autor, Zbigniew Brzezinski, planteaba dudas sobre la solidez de la relación entre la RPCh y Rusia en la Organización para la Cooperación de Shanghái; actitud que persistió en los analistas estadounidenses, influidos por el caso histórico de la visión de Nixon y Kissinger en 1969 respecto de la ruptura chino-soviética como base de una nueva política asiática de los EE. UU.

 

Gráfico nº1

El cerco a China

Fuente: Zbigniew Brzezinski Strategic Visión, 2012

En el escenario 2022 de guerra global segmentada donde la guerra de Rusia contra Ucrania, los escenarios de conflicto permanente en Medio Oriente, el Sahel y el Magreb, y la rivalidad intensa entre EE. UU. y la RPCh elevan los indicadores de la variable difusión de la inseguridad sistémica a los niveles de umbral de una guerra central entre las grandes potencias. La cuarta crisis del Estrecho de Taiwán (agosto de 2022) demostró en los hechos una inversión del concepto del cerco de China que Brzezinski concibió diez años antes: la RPCh practicó un concreto encirclement (cerco y bloqueo) militar sobre Taiwán, demostrando una capacidad de respuesta de la que Beijing carecía durante la anterior crisis del estrecho en 1996.

 

Gráfico nº2

El cerco a Taiwán 2022

Fuente: “Tracking the Fourth Taiwan Strait Crisis”
Center for Strategic & International Studies 2022

La proyección geoestratégica de la RPCh, en función de un futuro escenario probable para implementar estrategias anti-acceso contra EE. UU., contempla, según el Pentágono, dos cadenas de islas de defensa avanzadas que grafican el concepto A2/AD anti-acceso y negación de área, que representan los espacios geográficos que, en caso de conflicto, le deben ser negados por acción de fuerza a las unidades navales del Comando Indo-Pacífico de los EE. UU.:

La primera cadena de islas se extiende desde las Islas Ryukyu hasta las Filipinas. Con esta línea de defensa coinciden los actuales reclamos por soberanía que impulsa Beijing, desde las Islas Diaoyeu-Senkaku hasta los diferendos en el Mar de la China del Sur.

La segunda cadena de islas, desde las Islas Nampó-Syoto hasta las Marianas, y desde estas hasta Nueva Guinea.

Estas islas no son posesiones chinas, por consiguiente, su defensa activa implica su previa ocupación por la fuerza por parte de la RPCh: esto configuraría el escenario de una Segunda Batalla del Pacífico (considerando como Primera Batalla a la desarrollada durante la Segunda Guerra Mundial).

 

Gráfico nº3

La primera y la segunda cadena insular de defensa de la RPCh
según la apreciación del Departamento de Defensa de los EE. UU.

Fuente: Departamento de Defensa de los EE. UU. Annual Report to the Congress. Military and Security Developments Involving the People’s Republic of China, 2010, p. 23.[15]

Las dos cadenas de islas junto al extenso margen continental se preconfiguran como un potencial espacio de batalla, consecuente a una ocupación de Taiwán por parte de la RPCh y a la recíproca respuesta militar de EE. UU. y sus aliados. El general MacArthur consideraba a Taiwán como un portaaviones insumergible, referencia de gran significado estratégico en el contexto de la cuarta crisis de Taiwán (Green-Talmadge, 2022: 97) y de reafirmación del compromiso de Washington con Taipei.

Un caso de estudio lo constituye el contexto de la tercera crisis del Estrecho de Taiwán (1996), en la cual, ante el despliegue de misiles MRBM por parte del Ejército Popular de Liberación (EPL) apuntando a la isla, los EE. UU. resolvieron la situación posicionando a un Grupo de Ataque de Portaaviones en el estrecho. En ese marco, los coroneles Qiao Liang y Wang Xiangsui fueron comisionados para elaborar un nuevo paradigma estratégico. Como resultado de esos trabajos, la Universidad de la Defensa Nacional del EPL difundió la obra titulada Chao Xian Zhan que en 1999 se tradujo en EE. UU. como unrestricted warfare (guerra irrestricta).[16] Desde entonces la obra es recurrentemente reinterpretada; uno de los últimos análisis realizado por un autor relacionado a think tanks estadounidenses destaca el concepto de escalada horizontal, según el cual los estrategas chinos prescriben evitar todo enfrentamiento militar directo, definido como zona de dominación por parte de EE. UU., y adoptar cursos de acción hacia niveles trans-militares y no-militares (Kilcullen, 2020).[17]

 

5. La perspectiva estratégica de la República Popular China

 

5.1. Fundamentos y antecedentes históricos de la cultura estratégica china

La obra referente histórica de la cultura militar de la civilización china comienza con un enunciado general, crucial y prescriptivo: “El arte de la guerra es de vital importancia para el Estado […]. Es un asunto de vida y muerte, un camino hacia la seguridad o hacia la ruina. Por tanto, es un tema de investigación que de ninguna manera puede ser descuidado”.[18]

En 1963, como tesis doctoral por la Universidad de Oxford, Samuel Griffith efectuó la siguiente traducción de Estimaciones, el primer capítulo de El arte de la guerra: “La guerra es una materia de vital importancia para el Estado; la provincia de la vida o de la muerte; el camino de la supervivencia o de la ruina. Es obligatorio que sea estudiada a fondo”.[19]

La Enciclopedia Militar de China define la estrategia militar como el juicio analítico de factores tales como las condiciones internacionales; hostilidades en la política bilateral; factores económicos, científicos y tecnológicos militares; así como la geografía en cuanto a cómo se aplican en la preparación y conducción general de un plan militar de guerra. Es ventajoso: estudiar los eventos y desarrollos en el pronóstico/predicciones de la guerra; formular una política estratégica, principios y planes estratégicos; prepararse para la guerra; y establecer las directrices en los principios y métodos reales de la guerra. También define el pensamiento militar como:

El conocimiento racional sistemático de alto nivel sobre los problemas básicos de la guerra, las fuerzas armadas y la defensa nacional. Es el resumen de las experiencias y la generalización teórica de las prácticas militares de largo plazo. El pensamiento militar toma las cuestiones fundamentales de la guerra, las fuerzas armadas, y la defensa nacional como el objeto de estudio. Constituye un sistema de conocimientos sobre el origen y la esencia de la guerra, la esencia y las leyes fundamentales de los problemas en materia del ejército y la defensa nacional desde lo macroscópico y lo general. El pensamiento militar proviene de la práctica militar, por lo tanto, sin duda alguna, se concretará con el desarrollo de la práctica militar. Al mismo tiempo, el pensamiento militar también desempeña un papel de orientación teórica para la práctica militar.[20]

La vertiente oriental de pensamiento estratégico militar tiene su génesis en Sun Tzu o Sun Zi, y posteriormente en su discípulo más reconocido Mao Tse-Tung o Mao Zedong; probablemente los dos filósofos y estrategas chinos más citados, cuyas obras teoréticas guían los conceptos científicos de la guerra y poseen un papel orientador en la implementación de las directrices militares estratégicas chinas, incluso en la nueva era.[21]

Las posteriores rearticulaciones geopolíticas del sistema internacional y la evolución de los escenarios de conflictividad mundial y regional abrieron nuevos horizontes y generaron cambios en los modelos referentes de conducción estratégica militar que ejercieron las sucesivas generaciones de líderes comunistas. Dicha evolución puede sistematizarse en una sucesión de conceptos, de la Guerra Popular maoísta al de la Guerra Popular bajo Condiciones Modernas de Deng Xiaoping y, subsiguientemente, al de Guerra Local bajo condiciones de Alta Tecnología de Jiang Zemin y Hu Jintao, para acceder, finalmente, a una fase de profunda modernización en el marco de la meta Gran rejuvenecimiento de la nación china anunciada por Xi Jinping, con el objetivo de convertir a las fuerzas armadas en una potencia militar modernizada para el año 2035.

 

a)El pensamiento militar de Mao Zedong

La guerra popular del campesinado chino, sujeto de la guerra revolucionaria, tiene su concepción en una construcción colectiva que Mao definió como: “[…] Este no es mi pensamiento propio, sino escrito por la sangre de millones de mártires revolucionarios, es la sabiduría colectiva del Partido y del pueblo”.[22]

El pensamiento militar de Mao Zedong combina las teorías originales del materialismo histórico y del materialismo dialéctico derivados de los procesos de conflicto social (lucha de clases) propios de la Revolución Industrial y de la sabiduría colectiva del Partido Comunista Chino (PCCh) en las prácticas militares. Desde esta línea de interpretación, la lógica del conflicto asimétrico, en el marco de la guerra prolongada y progresiva, permite trazar una secuencia estratégica de gran longitud de onda temporal que tuvo su proyección histórica en el conjunto del sistema internacional, condicionando la dinámica de los alineamientos político-estratégicos derivados del escenario de bipolaridad posterior a la Segunda Guerra Mundial.

La base empírica de su pensamiento fue el resultado de las experiencias logradas durante veintidós años de lucha revolucionaria, y estableció los postulados teóricos de una estrategia de acción que conectaba los niveles estratégico-nacional y estratégico-militar con las formas de un conflicto asimétrico sostenido, enmarcado en un modelo de guerra progresiva con capacidad de desarrollar campañas de alcance variable. Sus escritos, tuvieron una influencia decisiva en la planificación política de la nación y revelaron su extraordinaria capacidad de adaptar los principios de la guerra irregular a las condiciones propias de la realidad china.[23]

En esta construcción teórica, la guerra es considerada como una acción de naturaleza política, en especial la guerra revolucionaria, donde el éxito depende del apoyo político del pueblo. Conforme a ello, Mao Tse Tung señaló: “La guerra es la continuación de la política. En este sentido, la guerra es política, y es en sí misma una acción política […]”.[24] Y: “Cuando la política llega a cierta etapa de su desarrollo, más allá de la cual no puede proseguir por los medios habituales, estalla la guerra para barrer el obstáculo del camino. […] Cuando sea eliminado el obstáculo y conseguido nuestro objetivo político, terminará la guerra […]”. [25]

En estos términos, desde la perspectiva de una crisis de la base material del capitalismo, insistía en que solo una completa victoria militar permitía tomar el poder, para ello aplicó la idea marxista de construir ejércitos populares para acelerar el proceso de lucha social.[26]

De sus escritos y ensayos pueden extrapolarse los conceptos directrices que se reproducen en la conducta estratégica de las fuerzas revolucionarias chinas y que forman parte del clásico razonamiento maoísta, tales como la idea de la guerra prolongada, la guerra de guerrillas, la estrategia de defensa activa y la guerra popular.

Mao, como teórico de la guerra revolucionaria, desarrolla su hipótesis sobre la guerra prolongada[27] que rompe con los conflictos armados interestatales, apuesta a amenazas asimétricas y difusión de la inseguridad por medio de acciones generalizadas de violencia política contribuyentes a la ralentización del conflicto armado, para desgastar a través de la resistencia a un enemigo superior. Al respecto afirmó:

[…]El carácter prolongado de nuestra guerra se explica porque las fuerzas reaccionarias son poderosas mientras que las fuerzas revolucionarias solo crecen en forma gradual”.[28] Asimismo: “Los defensores de la victoria rápida no se dan cuenta de que la guerra es una competición de fuerza, y que antes de que se produzca un cambio en las fuerzas relativas de los beligerantes no hay base para intentar librar batallas estratégicamente decisivas y acortar la vía hacia la liberación […].[29]

Finalmente: “El carácter prolongado de nuestra guerra se explica porque las fuerzas reaccionarias son poderosas mientras que las fuerzas revolucionarias solo crecen en forma gradual […]”.[30]

Esta prolongación del conflicto armado, como estrategia, enriquece la teoría militar marxista y constituye una base sólida para la ciencia militar del Ejército Popular de Liberación. Esta visión se opone a los frentes de operacionales estables y a la guerra de posiciones, a las campañas dilatadas, a las operaciones militares encaminadas sólo a desbaratar al enemigo. En cambio, opta por la guerra de movimientos, las campañas de decisión rápida, las operaciones de aniquilamiento, la concentración de fuerzas principales en el centro de gravedad enemigo para debilitarlo y derrotarlo, cuando las condiciones materiales objetivas lo permitan.

El concepto de guerra popular y el arte de la guerra de guerrillas de Mao tuvieron especial influencia en los teatros de guerra irregular del Sudeste Asiático y, tras la Conferencia de Bandung, los mismos tendieron a expandirse a distintos teatros donde los procesos de descolonización derivaban en escenarios de guerra irregular, como son los casos del Magreb y África Subsahariana. El apoyo de China al Vietminh y a Vietnam del Norte, en las dos primeras guerras de Indochina, contra Francia y contra Vietnam del Sur junto a EE. UU., tuvo una fuerte impronta sobre la estrategia de guerra de guerrillas concebida por Truong Chinh, integrante del Politburó norvietnamita que en los ’40 había combatido junto a Mao en la fase final de la guerra civil china.

Entre 1958 y 1969 la perspectiva estratégica de Beijing experimentó un cambio gradual y profundo. La ruptura con la URSS, proceso complejo que se había generado durante el primer año de la Guerra de Corea, quedó definida hacia 1965 cuando el poder militar soviético concentrado en la extensa frontera común fue percibido como la principal amenaza por la República Popular China. En este contexto se gestó la convergencia de la RPCh con EE. UU., y quedó definida la rivalidad con la URSS y Vietnam del Norte.

 

b)El pensamiento militar de Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu Jintao

Deng Xiaoping, el gran arquitecto de la reforma y apertura, del progreso conjunto de la economía y la etapa primaria del socialismo con características chinas, conservó el complejo teórico fundacional del pensamiento de Mao Zedong. Sobre esta base, inició un proceso de modernización de la Defensa nacional, combinando la teoría militar marxista-leninista con las prácticas militares de la RPCh, conocido como Teoría sobre la guerra y la construcción del ejército en el nuevo período.

El programa de modernización militar del Ejército Popular de Liberación de China (ELP), bajo el liderazgo político de Deng, tenía tres ejes principales. Primero, el control civil (del Partido) sobre los militares, al nombrar a sus partidarios para puestos clave de liderazgo militar, con la finalidad de revitalizar la estructura política del partido y el sistema de control ideológico dentro del EPL. En segundo lugar, la modernización de la organización militar, la doctrina, la educación y el entrenamiento, y las políticas de personal para mejorar la efectividad del combate en la guerra de armas combinadas bajo el concepto de guerra popular en condiciones modernas, que preveía una aptitud estratégica defensiva. El tercer eje de la modernización militar fue la transformación del instrumento militar en una fuerza militar moderna. Las reformas se concentraron en reorganizar la investigación y el desarrollo del complejo industrial de la Defensa, para integrar más estrechamente la ciencia y la producción cívico-militar; ello permitió la entrada de la RPCh al mercado internacional de armas y el aumento de la producción de bienes civiles por parte de las industrias de defensa.

En 1989, Jiang Zemin, considerado el líder de la tercera generación comunista, asumió el cargo de secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China y, en 1993, el de presidente de la República Popular China. Su teoría política, considerada parte del acervo ideológico del Partido Comunista, fue la llamada triple representatividad, que consiste en que el Partido Comunista siempre debe representar la tendencia de desarrollo de las avanzadas fuerzas productivas de China, la orientación de su cultura avanzada y los intereses fundamentales de la abrumadora mayoría del pueblo.[31]

En el sector militar, el departamento de estudios de la estrategia de la Academia de Ciencias Militares publicó en 2001 el libro Ciencia de la estrategia. Esta obra sentó una base sólida de estudios posteriores de la estrategia de seguridad nacional. Jiang subrayó que el instrumento militar chino debía ser calificado en lo político, competitivo en lo militar y tener un fino estilo de trabajo, con una estricta disciplina y un adecuado apoyo logístico; así como desempeñar los dos principios históricos de pelear combates para ganar y nunca permitir la degeneración. Además, subrayó la absoluta autoridad del Partido sobre el ejército y la necesidad de cumplir el principio estratégico de defensa activa, construir un ejército fuerte dependiendo de la ciencia y la tecnología, elevar el nivel de comando del ejército de acuerdo con la ley, cumplir con las reformas en la Defensa nacional y en la construcción del ejército, y ejercer mayores esfuerzos para hacerlo más revolucionario, moderno y estandarizado.[32] Su pensamiento se centraba en que, para ganar las guerras parciales bajo las condiciones de alta tecnología, la construcción del ejército debía avanzar en innovación como la fuerza motriz de la modernización.

Hacia 1991, la RPCh modificó su hipótesis de conflicto central y su doctrina estratégica. La amenaza de EE. UU. desde el Pacífico reemplazó la amenaza de la antigua URSS desde Asia Central y Siberia; y la doctrina maoísta de la Guerra Popular fue reemplazada por la doctrina de la Guerra Local de Alta Tecnología, inspirada en las condiciones de la Operación Tormenta del Desierto de los EE. UU. en el Golfo Pérsico (1991), y focalizada en escenarios potenciales de conflicto: Corea, Estrecho de Taiwán y Mar de la China del Sur. La nueva estrategia de defensa de la RPCh apuntaba a reconstituir su poder militar proyectable sobre los siguientes pilares: la reestructuración del complejo militar industrial, el desarrollo de capacidades para librar una guerra moderna de alta tecnología, la restauración de la capacidad nuclear estratégica y el poder naval para su proyección oceánica, y desarrollo de capacidades operativas para librar guerras asimétricas y guerras convencionales de alta intensidad.[33]

Este modelo fue pensado como respuesta a la proyección del poder de los EE. UU. sobre Eurasia, tras la resolución victoriosa de la Guerra Fría. Dicha proyección se materializó entre 1991 y 2001 sobre la base de tres ejes principales. En primer término, la preservación del sistema de alianzas de la Guerra Fría: la OTAN y la red de alianzas de seguridad en el Pacífico y Asia Oriental. Consecuentemente la política estadounidense operó sobre Rusia para absorberla en las nuevas estructuras de seguridad con centro de poder en el Atlántico Norte: expansión de la OTAN, creación del Consejo del Atlántico Norte (con inclusión de Rusia), creación de la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa), de Socios para la Paz, y el despliegue de una red de seguridad extendida entre el Atlántico y Asia Central. Y, finalmente, la política sobre la RPCh: instrumentación de una estrategia dual de EE. UU., donde desde las Administración Clinton se consideraba a China como socio y competidor estratégico simultáneamente.[34]

En 2002, Hu Jintao fue elegido secretario general del Partido Comunista de China, en 2003 presidente de la República Popular, en 2004 presidente de la Comisión Militar del Partido y en 2005, de la Comisión Militar del Estado. Hu desarrolló la Concepción científica sobre el desarrollo como parte de teorías del socialismo con peculiaridades chinas y, en política de defensa, estableció las Nuevas Misiones Históricas, profundizando en la dirección estratégica iniciada por Deng Xiaoping y Jiang Zemin para la generación de un instrumento militar conforme al rol internacional de China en el nuevo siglo. Durante su gobierno se cuadriplicó el gasto en Defensa en términos absolutos superando los 150.000 millones de dólares anuales y en los últimos tres años el presupuesto militar aumentó entre el 13% y 18% interanual.

En esta línea, el libro blanco del Desarrollo Pacífico, divulgado por la Oficina de Información del Consejo de Estado en septiembre de 2011, presenta la trayectoria, los objetivos y la política exterior del desarrollo pacífico como la opción estratégica de China para lograr la modernización, adquirir más fuerza y prosperidad, y contribuir más al progreso de la civilización humana. En el documento, China reafirma su compromiso con una política militar de naturaleza defensiva, que no buscará la hegemonía ni ninguna forma de expansión o agresión, declarando que es el único país nuclear del mundo cuya doctrina impide el uso del arma nuclear o la amenaza de su empleo en primera instancia y contra Estados no nucleares o en zonas reconocidas por la Asamblea General de la ONU como libre de armas nucleares. Sostiene el principio estratégico de defensa activa, por el que cualquier acción contra los intereses chinos será respondida con una fuerza suficiente que evite cualquier ventaja al agresor. En este sentido considera necesaria y justificada la modernización de sus capacidades militares, considerando el gasto en Defensa apropiado y moderado y declarando su intención de no caer en una carrera de armamentos con otros países.[35]

En 2012, el XVIII Congreso nacional del Partido Comunista designó a Xi Jinping como secretario general del Comité Central, presidente de la Comisión Militar Central y, desde 2013, presidente de la RPCh. Xi representa la quinta generación de líderes chinos, y es el primer presidente nacido después de la fundación de la Nueva China, ocurrida en 1949.

Xi definió el papel que el gigante asiático quiere jugar en el mundo: convertirse en una potencia socialista moderna, con aspiraciones de poder y liderazgo a nivel mundial.

En el informe titulado “Por el logro del triunfo definitivo en la culminación de la construcción integral de una sociedad modestamente acomodada y por la conquista de la gran victoria del socialismo con peculiaridades chinas de la nueva época”,[36] el presidente deja claro el rol geoeconómico y geopolítico de la inserción de China en el escenario internacional.

 

5.2. El pensamiento militar de Xi Jinping. Las estrategias de la República Popular China en la “nueva era”. El advenimiento del desafío a la potencia hegemónica[37]

 

5.2.1. Manifiesto estratégico central

La línea ideológica desarrollada por el presidente, y conocida como el pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas en la nueva época,  está basada en una continuación y desarrollo del marxismo-leninismo, el pensamiento de Mao Zedong, la teoría de Deng Xiaoping, la triple representatividad y la concepción científica del desarrollo. En octubre de 2017, el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China incorporó a la Constitución del partido la nueva doctrina política y cinco meses después, la Asamblea Popular Nacional derogó el límite de mandatos presidenciales.

En los asuntos de seguridad nacional, en 2015 se publicó la Estrategia militar china y en 2019 el nuevo Libro blanco de la Defensa Nacional, donde se establecen claramente tres espacios globales de especial interés para la Defensa Nacional: el nuclear, como base de su soberanía nacional; el espacio ultraterrestre, como ámbito crítico de la competición internacional; y el ciberespacio, como área clave para la seguridad nacional, el progreso económico y el desarrollo social.

Las variables estratégicas en las que convergen dos escenarios de conflicto potencial críticos son: el escenario de crisis por fractura del mercado del petróleo y el escenario de choques por diferendos jurisdiccionales. Estas se operacionalizaron en un nuevo Libro blanco de la Defensa Nacional publicado el 24 de julio de 2019, titulado La Defensa Nacional de China en la nueva era, siendo el primero que publica Beijing sobre su sector militar desde las amplias reformas militares emprendidas por el presidente Xi Jinping en 2015. El documento ratifica el carácter defensivo de la política castrense y resalta la soberanía, la seguridad, la integridad territorial, la garantía de los intereses de desarrollo económico y la construcción integral de una sociedad modestamente acomodada como núcleos prioritarios. Sus ejes principales son:

a- Mantener la seguridad, la unidad del país y garantizar el desarrollo de los intereses nacionales. Prevenir y resistir cualquier agresión, defender la seguridad de las aguas marítimas, el espacio aéreo y las fronteras contra cualquier invasión. Combatir y contener a las fuerzas secesionistas por la independencia de Taiwán, las protestas en Hong Kong y toda forma de terrorismo, separatismo y extremismo.[38]

El Mar del Sur de la China es un espacio de relevancia fundamental para numerosos países de la región Asia-Pacífico y uno de los escenarios geopolíticos más activos del mundo.[39] El tráfico de mercancías, así como el alto volumen de barcos cargueros de petróleo y gas natural licuado, y su rico fondo marino lo convierte en un enclave fundamental para entender los intereses de los diversos actores nacionales envueltos en este entramado geopolítico.[40] Por su parte, Taiwán sigue constituyendo uno de los principales puntos calientes del sistema internacional al ser también un enclave estratégico protegido por EE. UU., donde el auge independentista y la sólida posición china que fijó el 2049, año del centenario de la fundación de la RPCh, como la fecha límite para la reunificación nacional de Taiwán,[41] hace que las perspectivas sobre un posible conflicto en la isla sean cada vez más plausibles. En este sentido, la política de Defensa establece que el Ejército Popular de Liberación (EPL), cumplirá con resolución su misión en la nueva etapa histórica, elevando su capacidad de responder a diversas amenazas contra la seguridad y cumplir tareas militares diversificadas, a fin de contar con la eficiencia necesaria para responder ante crisis, salvaguardar la paz, contener la guerra o ganarla en situaciones complejas.

b- Hacer realidad el desarrollo integral, coordinado y sostenible de la nación. Enmarcar el desarrollo de la Defensa nacional dentro del desarrollo general de la economía del país y ponerlo al servicio de este, de modo que ambos se desarrollen coordinadamente.

China entiende el desarrollo de la Defensa nacional dentro del desarrollo general de la economía del país,[42] de modo tal que ambos se desplieguen coordinadamente, formando un mecanismo de promoción mutua como pilares básicos de la modernización y del fomento de la revolución. Esto implica impulsar con energía la innovación militar, elevar el rendimiento cualitativo, coordinar de manera científica la revolución en los asuntos militares con peculiaridades chinas, fomentar la mecanización, la informatización, y la construcción de las fuerzas operativas de las diversas ramas y armas del ejército. En este sentido, en 2019 el presupuesto de Defensa chino creció un 7,5 %. De acuerdo con el informe que presentó en marzo el primer ministro, Li Keqiang, el presupuesto que manejó el Ejército Popular de Liberación (EPL) fue de unos 150.000 millones de dólares, una cifra que lo coloca como segundo país del mundo en inversión militar, solo por detrás de Estados Unidos.[43] Con ello, el presidente Xi Jinping mantiene las aspiraciones enunciadas en 2017 de completar la modernización del EPL antes de 2035, y de conseguir unas fuerzas armadas de primera clase capaces de imponerse en cualquier tipo de guerra para 2050.

c-Aplicar el principio estratégico militar de defensa activa. Construir unas fuerzas armadas poderosas constituye una tarea clave en el proceso de la modernización de China y una garantía de seguridad para el desarrollo pacífico del país. La defensa, que está subordinada y sirve a los objetivos estratégicos nacionales, es una guía global para proyectar y dirigir la construcción y el empleo del instrumento militar del país, en pos de hacer realidad el sueño chino de la gran revitalización nacional. Según lo establece el libro titulado Estrategia militar de China, el país tiene una política exterior de paz que se opone al hegemonismo, a la imposición de poder en todas sus formas, y nunca buscará la hegemonía o la expansión. Por ello, afirma el documento, que sus fuerzas armadas se adaptarán a los nuevos cambios en el entorno de seguridad, que seguirán con firmeza apoyando el mantenimiento de la paz mundial, acelerarán la modernización de la Defensa nacional, salvaguardarán resueltamente la soberanía de la RPCh, su seguridad y sus intereses de desarrollo, y proporcionarán una sólida garantía para conseguir el objetivo estratégico nacional de los dos centenarios.

Siguiendo este objetivo, la RPCh aumentó progresivamente la inversión en la modernización del EPL para transformarse en una fuerza más efectiva, más profesional y letal, adquiriendo algunos de los sistemas de armamento más modernos del mundo, desde sistemas de misiles hipersónicos a nuevos submarinos nucleares.[44] La reestructuración iniciada por el presidente Xi es la más profunda en treinta años y pretende construir un instrumento militar más profesional capaz de ganar guerras informáticas, extendiendo su influencia mucho más allá de sus fronteras o mares cercanos. Para ello, racionalizó la poderosa Comisión Militar Central que él dirige, reduciendo el número de miembros y consolidando su control.

 

Gráfico nº4

Fuerza de ataque convencional. Capacidad de defensa misilística.

Fuente: Departamento de Defensa de los EE. UU. Annual Report to the Congress. Military and Security Developments Involving the People’s Republic of China, 2021, p. 62.

d-Persistir en la estrategia nuclear de autodefensa y prevención, cuyo objetivo es mantener la seguridad estratégica nacional mediante la disuasión ante la amenaza de uso de armas nucleares en su contra por parte de otros países. Así lo revela el Libro blanco donde claramente se expone que la RPCh estará siempre comprometida con una política de no usar primero las armas nucleares, como tampoco amenazar con su uso a estados sin armas nucleares o a zonas libres de estos recursos.  En ese sentido, el país aboga por una prohibición completa del arsenal nuclear, así como por su destrucción, y subraya que no se involucra en ninguna carrera armamentista nuclear con ningún otro país, manteniendo sus capacidades nucleares al nivel mínimo requerido para la seguridad nacional.[45] La RPCh mantiene una pequeña, pero efectiva, fuerza de contraataque nuclear comandada directamente por la Comisión Militar Central, con la finalidad de contener los posibles ataques nucleares de otros países, en concordancia con su estrategia militar de defensa activa.

 

Gráfico nº5

Fuerza nuclear estratégica. Rango de alcance.

Fuente: Departamento de Defensa de los EE. UU. Annual Report to the Congress. Military and Security Developments Involving the People’s Republic of China, 2021, p. 63.

e- Forjar un ambiente de seguridad favorable para el desarrollo pacífico del país. La RPCh promueve una nueva concepción de seguridad y un nuevo orden político, económico y de seguridad internacional correspondiente a la necesidad de la época. El núcleo de la nueva concepción de seguridad debe estar compuesto por la confianza, el beneficio, la igualdad y la cooperación mutuos. La Carta de las Naciones Unidas, los cinco principios de coexistencia pacífica[46] y las normas de relaciones internacionales reconocidas universalmente forman el fundamento político de la salvaguarda de la paz. La cooperación, el mutuo beneficio y la prosperidad conjunta son su garantía económica, y el diálogo, la consulta y las negociaciones sobre la base de la igualdad, constituyen la vía correcta para resolver las disputas y defender la paz.

 

5.2.2. Dimensión geoestratégica de la proyección actual de la RPCh. La estrategia de desarrollo pacífico materializada en el sueño chino de rejuvenecimiento nacional

Si la tendencia al desplazamiento del poder mundial es un vector orientado hacia la cuenca del Indo-Pacífico, no puede ignorarse que, desde los intereses vitales estadounidenses, la creciente relevancia estratégica de China abre la expectativa de una probable modificación en el actual equilibrio de poder mundial. Este escenario de Multipolaridad Competitiva contiene un núcleo geopolítico centrado en la tensión entre dos despliegues estratégicos: el de las Alianzas Oceánicas en el espacio Indo-Pacifico liderada por EE. UU., y el bloque Euroasiático Continental liderado por China y Rusia.

En este escenario geopolítico, el ascenso de China en el orden internacional como una de las principales potencias económicas del mundo es, al inicio de la tercera década del siglo XXI, una realidad central y contundente. El gigante asiático ha articulado propositivamente una actualizada visión internacional, con centro de gravedad en su asertiva estrategia de desarrollo pacífico materializada en el sueño chino de rejuvenecimiento nacional, que implica la restauración del estatus de la RPCh como una potencia global responsable, pacífica y cooperativa, y que viene definida por uno de los elementos diferenciadores de su visión: su capacidad de pensar y diseñar diplomacias a largo plazo. En 2012, el XVIII Congreso Nacional del PCCh, bajo el liderazgo de Xi Jinping y en función de las circunstancias del desarrollo mundial y la posición histórica de China, planteó los objetivos para los dos centenarios y la materialización del sueño chino, cuyo objetivo principal es alcanzar la construcción de una sociedad modestamente acomodada al centenario del Partido Comunista de China (2021), y construir un país socialista moderno próspero, democrático, civilizado y armonioso al centenario de la fundación de la nueva China (2049).[47] En este contexto, el presidente Xi anunció en 2013 el megaproyecto conocido como la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) que, a través de la inversión en infraestructura vial, logística, telecomunicaciones y zonas de comercio internacional, pretende conectar a lo largo de sus trayectos terrestre y marítimo, diversas regiones de la geografía global. Esta iniciativa constituye un mecanismo de posicionamiento estratégico de la RPCh y se enmarca en su visión de una comunidad de destino común que busque mayores beneficios para la humanidad.[48] El proyecto generó inquietud en los EE. UU. que junto a sus aliados presentaron programas alternativos de inversión en infraestructura global como ser la fallida América Crece en 2019, y recientemente la iniciativa del G7 Build Back Better World (B3W) que se declara a sí misma como una asociación de infraestructura transparente, de alto nivel y basada en valores, con un enfoque en inversiones en energía renovable, tecnología digital, atención médica y salud femenina.

a- La IFR en la hipótesis de competencia económico-comercial con los EE. UU.

La IFR, que Xi denominó el Proyecto del siglo, está conformada por un cinturón económico de la ruta de la Seda Terrestre, y se extiende desde China hasta Asia Central y del Sur, Oriente Medio, y Europa; y una ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI, que conecta a China con el sudeste de Asia, Oriente Medio, África y Europa a través de las principales rutas marítimas.

 

Gráfico nº6

Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR)

Su alcance abarca alrededor de 140 países, con América Latina agregada como una extensión de la Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI.[49] También incorporó la Ruta de la Seda Digital (2015) destinada a mejorar las telecomunicaciones de los destinatarios, redes, capacidades de inteligencia artificial, computación en la nube, comercio electrónico y sistemas de pago móvil, tecnología de vigilancia, y otras áreas de alta tecnología. Se agregó también la Ruta de la Seda de la Salud diseñada para poner en práctica la visión de China sobre la gobernanza sanitaria a nivel mundial.[50]

Esta iniciativa tiene un doble potencial para los países que la integran que es: satisfacer las necesidades, impulsar su desarrollo y estimular el crecimiento económico de los mismos, creando un patrón de relacionamiento político que promueva la confianza mutua y reglas de juego económicas que aseguren la cooperación y el beneficio mutuo.[51] Para China, conectar las prósperas ciudades costeras con el interior menos desarrollado, buscar mercados para absorber su producción y asegurar una fuente constante de insumos para su sector manufacturero.

Si bien para algunos analistas la IFR podría ser una herramienta de dominación geoestratégica, los funcionarios chinos insisten en que el principal objetivo del proyecto es impulsar el desarrollo en los países participantes y el crecimiento económico de China. El presidente Xi ha dejado claro que la iniciativa no recurrirá a obsoletas maniobras geopolíticas, que es una iniciativa de cooperación económica y no una alianza geopolítica o militar y que China no emplea el juego de suma cero en sus relaciones con otros estados,[52] enfatizando el objetivo de la IFR de avanzar en la promoción y construcción de zonas de libre comercio e inversión.[53] En este contexto y considerando la perspectiva histórica, China ensaya una estrategia tendiente a crear un espacio creciente de libertad de acción, basada en la instrumentación de una política exterior subsumida a reforzar la estabilidad política interna, que a su vez se asienta en el crecimiento económico constante y la mejora de la calidad de vida de sus habitantes,[54] y la IFR no es una excepción.

Además de esta iniciativa, China ha avanzado en acuerdos de libre comercio como la Asociación Económica Integral Regional de Asia (RCEP por sus siglas en inglés),[55] firmado el 15 de noviembre de 2020, iniciado por los diez miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) a los que se agregaron China, Australia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur. El acuerdo comercial multilateral es el mayor en términos demográficos y económicos: agrupa un tercio de la población y el 30% del PIB global. También China, en una alianza estratégica con Rusia, proyecta la Ruta de la Seda Marítima del Ártico o Ruta de la Seda Polar, que contribuiría a reducir los tiempos que insumen los desplazamientos comerciales por el Canal de Suez.

 

Gráfico nº7

La nueva Ruta del Ártico – Comparación con la Ruta del Canal de Suez

En este contexto de intensificación de la competición estratégica entre las grandes potencias en los océanos Pacífico e Índico, China ha expandido su alcance en función de los imperativos geoeconómicos y geopolíticos marcados por la prosperidad económica y la estabilidad política del país. En ese marco, la IFR es el vehículo geoestratégico de la proyección global del gigante asiático y la pieza clave hacia la concreción del sueño de rejuvenecimiento nacional.

b- La iniciativa del G7 “Partnership for Global Infrastructure and Investment (PGII)” liderada por EE. UU. como respuesta a la hipótesis de competencia económico-comercial con la RPCh.

En junio de 2021, en la 47ª Cumbre del G7 en Cornualles, Reino Unido, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y sus pares de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y Japón, anunciaron el lanzamiento de la iniciativa Build Back Better World (B3W), rebautizada en agosto de 2022 como Partnership for Global Infrastructure and Investment (PGII) -que se traduce como reconstruir un mundo mejor. El megaproyecto procura destinar U$S 600.000 millones en infraestructura y recursos para el desarrollo en países de América Latina, África y Asia, hasta 2035.

Según anuncio del gobierno estadounidense, la PGII es una asociación de infraestructuras impulsada por valores, de alto nivel y transparente, cuyo objetivo general es invertir en el desarrollo de infraestructuras en países de renta baja y media, centrándose en cuatro áreas principales: clima, salud, tecnología digital y género. Asimismo, su finalidad es la de contribuir a reducir el déficit de infraestructuras en el mundo en desarrollo, agravado aún más por la pandemia del Covid-19. En este marco, la PGII pretende apoyar el desarrollo de infraestructuras globales, desde América Latina y el Caribe hasta África y el Indo-Pacífico, aprovechando esta ventana de oportunidad estratégica para influir sobre las cadenas de producción y las relaciones comerciales en áreas donde su presencia es cada vez más débil.

 

Gráfico nº8

Partnership for Global Infrastructure and Investment (PGII)

Si bien existe escasa información sobre cómo funcionará en la práctica, un aspecto clave para la eficacia y la sostenibilidad de la iniciativa a largo plazo lo constituye, por un lado, la movilización de capital privado mediante la ampliación de los instrumentos de financiación del desarrollo existentes, asociaciones bilaterales, bancos multilaterales y otras instituciones financieras internacionales;[56] y, por el otro, la transparencia en la financiación pública, a fin de satisfacer las necesidades de infraestructura en los países y las comunidades receptoras, promoviendo unos estándares de calidad que siguen, como patrón de referencia, a la Blue Dot Network. Esta iniciativa fue lanzada por Estados Unidos, Australia y Japón, conjuntamente, en el marco de la ASEAN (2019) para ofrecer criterios de evaluación y certificación a proyectos de infraestructuras para el desarrollo, en relación con el medio ambiente y el clima, la lucha contra la corrupción, la inclusión social, y las garantías laborales.

La Casa Blanca ha afirmado que las infraestructuras en el marco de la PGII se desarrollarán de forma transparente y sostenible financiera, medioambiental y socialmente, consultando a las comunidades y evaluando las necesidades locales como verdaderos socios, lo cual proporcionará beneficios a largo plazo y generará un mayor impacto en el desarrollo.[57]

También destacó el compromiso con los principios del Acuerdo Climático de París de 2015 y los objetivos para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas que conforman la Agenda 2030, así como, la promoción de la seguridad sanitaria, la tecnología digital y la igualdad de género; objetivos que coinciden con otras iniciativas del G7, que van desde la distribución global de vacunas hasta la descarbonización y la ampliación de los derechos de educación de las niñas.

En este sentido, la lectura geopolítica indica que desde que el presidente Xi Jinping anunciara en 2013 la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), los países del G7 han expresado en distintos foros internacionales y académicos su preocupación por la influencia política, económica, tecnológica y militar de China en Occidente, destacando sus deficiencias sin presentar una alternativa concreta a la misma. Por ello, muchos analistas vieron en el anuncio de la PGII la búsqueda de una nueva relación entre Occidente y las naciones en desarrollo, enmarcada en una posible competencia estratégica con IFR.

 

5.2.3. La estrategia de los dos océanos. Diplomacia marítima china en la hipótesis de competencia militar. La respuesta al mahanismo de los EE. UU.

Si consideramos la diplomacia marítima como la posibilidad de utilizar las armadas nacionales con fines políticos establecidos por la política exterior de un Estado sin la intención de provocar un conflicto armado, nos colocamos en la perspectiva de la prescripción de Qiao y Liang, los autores de Guerra Irrestricta, que recomendaban una estrategia por medios no militares o trans-militares.

Las obras de Alfred Thayer Mahan, de las cuales la más importante es Influence of Sea Power Upon History, publicada en 1890, conforman una plataforma de análisis que ha articulado la estructura del pensamiento geopolítico de EE. UU. y las estrategias de seguridad que configuran las relaciones entre las potencias dominantes y el sistema mundial desde finales del siglo XIX. Este sistema teórico de base (Arrosio, 2012) constituye una de las claves interpretativas de la dinámica del sistema internacional y permite entender las transformaciones del equilibrio de poder global.

En su influyente obra, el contralmirante Alfred Thayer Mahan expone la teoría del Poder Naval para describir la estrecha interrelación entre el poder militar de un país sobre los océanos y la prosperidad derivada del comercio por vía marítima; afirmando que “el poder marítimo […] incluye no sólo la potencia militar flotante […] sino también el comercio y la navegación pacífica de las que surge y sobre las cuales en forma segura se apoya una flota militar”.[58]

Su análisis sobre la necesidad de generar las capacidades navales necesarias para incidir sobre los conflictos característicos del equilibrio de poder y proyectar el poder militar con bases/puertos fuera del propio territorio, con el propósito de proteger el comercio marítimo, proporciona la estructura que fundamenta los cambios en los ciclos hegemónicos mundiales de los últimos siglos (España, Holanda, Gran Bretaña, EE. UU.).

Para los EE. UU., sus preceptos estratégicos funcionaron, por un lado, como dimensión orientadora de la toma de decisiones en política exterior sentando las bases de la doctrina militar estadounidense y. por el otro, impactaron en los círculos de poder económico, interesados en una estructura de actividades comerciales nucleada en la Cuenca Industrial del Atlántico Norte con alcance global. En este sentido, la anexión de Hawái, la ocupación de las Filipinas en 1898 y las obras del Canal de Panamá (reclamadas por Mahan e inauguradas en 1914), proporcionaron al gobierno norteamericano bases de avanzada para concentrar su flota naval más allá de sus fronteras y consolidar una posición comercial ventajosa para acceder a los mercados en el Pacifico.

Durante la Administración Truman, en el contexto de la temprana Guerra Fría, se crearon los primeros Comandos Combatientes Conjuntos, el Comando del Pacífico y el Comando de Europa (en el ámbito de la OTAN), como una forma de estructurar geográficamente la expansión militar estadounidense en el contexto de la Guerra Fría, y proporcionar estructura al globalismo estratégico con sus flotas de guerra numeradas, distribuidas alrededor del mundo.

 

Gráfico nº9

Despliegue de las Flotas Numeradas de los EE. UU.[59]

Actualmente, las transformaciones estructurales generadas por la globalización como son la crisis del sistema financiero transnacional, la volatilidad de los mercados, el avance del paradigma neokeynesiano con rasgos de nacionalismo o regionalismo proteccionista y la competencia en los espacios económicos oceánicos, dieron contexto a un nuevo escenario global de inestabilidad y transición hegemónica. En este sentido, lo anteriormente mencionado es percibido por los analistas geopolíticos como la causa del desplazamiento del centro de gravedad del poder mundial del Atlántico Norte al Indo-Pacífico, donde la redefinición de las relaciones entre EE. UU. y los grandes actores geoestratégicos euroasiáticos, especialmente China, consolida dicha tendencia.

En este contexto, el gobierno chino está enfocado en expandir su influencia económica, diplomática y militar para defender su núcleo de intereses en el Indo-Pacífico, Eurasia, Medio Oriente y África; creando un entorno favorable en regiones donde la influencia de EE. UU. está cada vez más debilitada. Su flota de guerra está acelerando la transición de sus tareas desde la defensa en los mares cercanos a misiones expedicionarias de protección en los mares lejanos (Estrategia de los dos océanos). La misma es superior en número a cualquier flota rival en Asia, incluyendo grupos de tarea de portaviones y una nueva generación de submarinos nucleares; posee bases de apoyo logístico oceánicas para el número cada vez mayor de naves, expandiendo el radio geográfico de sus intereses económicos, principalmente para la protección del comercio y el transporte de energía.

En ese marco, la Ruta de la Seda Marítima o Collar de Perlas representan una apuesta diplomática clave de la política exterior china y un ambicioso giro hacia el oeste. De este modo, conectan una serie de puertos estratégicamente ubicados a lo largo de los litorales, rutas marítimas y puntos de estrangulamiento del Mar de China Meridional, la Bahía de Bengala, el Océano Índico, el Mar Arábigo, el Golfo Pérsico, el Mar Rojo y el Mediterráneo. Allí, China propuso una gran variedad de proyectos de cooperación de infraestructura marítima centrados en la integración del mercado y el desarrollo de la cadena de valor comercial, que otorgaron al gigante asiático el estatus de potencia global, proporcionando un acceso más seguro a recursos en todo el mundo y revalidando la teoría del contralmirante Mahan.

 

Gráfico nº10

Collar de Perlas Chino y Collar De Contención de EE. UU.

Estos despliegues constituyen parte de la dimensión naval/militar de la relación bilateral entre Estados Unidos y China que trasciende el concepto de competencia estratégica y funciona como umbral de la confrontación estratégica, donde las percepciones mutuas se están endureciendo a medida que China amplía su política en múltiples dominios. La diplomacia naval china interviene en las zonas de responsabilidad donde pivotea el poder militar de varios Comandos combatientes de EE. UU., lo que da dimensión geográfica al concepto de confrontación estratégica y requerirá de una delicada habilidad política para lograr un mínimo de convivencia en medio de intereses divergentes. Por otro lado, están en juego nuevas dinámicas, como la dimensión ideológica, que generan mayores tensiones y que según algunos analistas, están transformando el paradigma de equilibrio entre cooperación y competencia por el de equilibrar la competencia y la confrontación. Esta última formulación complementa al concepto de globalización con guerra fría que proponemos como una de las trayectorias probables en el sistema internacional.

 

6. Las variables de la rivalidad intensa entre EE. UU. Y la RPCh en el sistema bajo condiciones de globalización con guerra fría + guerra global segmentada

 

6.1. La respuesta del mahanismo de los EE. UU. a la diplomacia marítima china. Las alianzas oceánicas en el Indo-Pacifico

Si la tendencia al desplazamiento del poder mundial es un vector orientado hacia la cuenca del Indo-Pacífico, no puede ignorarse que, desde los intereses vitales norteamericanos, la cada vez mayor relevancia estratégica de China abre la expectativa de una probable modificación en el actual equilibrio de poder mundial. Considerando los prospectados escenarios de conflicto, Robert Kaplan (2010) sostiene que el océano Índico es el nuevo espacio donde los intereses geopolíticos de India, China y Estados Unidos están comenzando a superponerse e incidir en el equilibrio de poder mundial.[60] Este marco de multipolaridad competitiva contiene un núcleo de crisis centrado en la ya mencionada tensión entre una estrategia de las alianzas oceánicas en el Indo-Pacifico liderada por EE. UU., y una estrategia continental Euroasiática liderada por China y Rusia. La presencia militar norteamericana, su pivote asiático o estrategia de reequilibrio,[61] el refuerzo de sus fuerzas, desplegadas en el área por el Comando del Indo-Pacífico (US INDO-PACOM), materializan la proyección política-militar a través de diversos tratados de seguridad regional. Entre ellos, el QUAD (Quadrilateral Security Dialogue) entre EE. UU., la India, Japón y Australia, creado en 2007 como un esfuerzo colectivo para promover una región del Indo-Pacífico libre, abierta e inclusiva, defender el derecho internacional nacional y supranacional de cada uno de los Estados, su democracia y los principios de libre mercado.[62] Existe también, el acuerdo FIVE EYES (EE. UU., Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelandia) resignificado en 2020 entre las agencias de inteligencia angloparlantes con el objetivo declarado de promocionar la democracia y los derechos humanos. El AUKUS (Australia, Reino Unido, EE. UU.) creado en 2021, dota a Australia de tecnología para que desarrolle submarinos de propulsión nuclear.[63]

 

Gráfico nº11

Las Alianzas Oceánicas en el Indo-Pacifico, lideradas por los EE. UU.

Las tensiones geopolíticas existentes en áreas de tránsito de suministro de petróleo hacia los países asiáticos constituyen activos que, junto al conjunto de focos de conflictos latentes, desde la Península de Corea hasta el Mar del Sur de China, dan base empírica al concepto de riesgo de difusión de la inseguridad sistémica, pudiendo funcionar como focos de crisis subsumibles en los conceptos de globalización con guerra fría y guerra global segmentada.

La lectura geoestratégica parecería indicar que la estrategia de las Alianzas Oceánicas liderada por EE. UU. ensaya una maniobra de vigilancia y contención sobre China conformando un escenario de cerco estratégico militar. Este estaría materializado en dos hipótesis, siendo la primera la del estrecho de Taiwán, arco Sulawesi-Mindanao y Mar del Sur de China donde pivotea el poder aeronaval de la Séptima Flota de los EE. UU. con bases en Japón y Guam. La segunda hipótesis sería la de los tres estrechos: Malaca, Lombok y Sonda, donde, el primer Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas de India con base en las islas de Andamán y Nicobar, garantiza la vigilancia marítima en los accesos orientales al océano Índico y al estrecho de Malaca. Se agrega a las Fuerzas de Defensa Australianas las que, desde las islas Coco, controlan las importantes líneas marítimas de comunicación en la bahía de Bengala, las aguas territoriales de Myanmar y los estrechos de Lombok y Sonda.

 

Gráfico nº12

Direcciones estratégicas del poder naval de EE. UU., Japón, India y Australia en el contexto del QUAD en relación a China

 

6.2. La estrategia de contención sobre China (cerco militar estratégico) en la expresión del poder naval de EE. UU., Australia, India y Japón.

Por su parte China y la Federación Rusa tienen una alianza geopolítica que se sustenta en una matriz de complementación energética, tecnológica y militar, que se orienta a desplazar la influencia de los EE. UU. de Asia. Allí, los errores geoestratégicos de Washington impactaron en su proyección política, económica y militar en la región, dejando un vacío de poder. Este fue rápidamente cubierto por Beijing y Moscú que incluyeron en un mecanismo colectivo de seguridad, la Organización Cooperativa de Shanghái, a India, Kazajstán, Kirguistán, Pakistán, Tayikistán y Uzbekistán como Estados miembros. A Afganistán, Bielorrusia, Irán y Mongolia se los considera como Estados observadores (interesados en adherirse como miembros de pleno derecho), y, a Armenia, Azerbaiyán, Camboya, Nepal, Sri Lanka y Turquía como miembros Asociados en el diálogo.

En definitiva, la creciente competencia estratégica entre las principales potencias y sus esfuerzos de proyección de poder en la región Indo-Pacífico para conservar el control de áreas clave de suministro energético, conduce a constantes rearticulaciones geoestratégicas que modifican la anterior proyección de EE. UU. sobre Eurasia y amenazan con desequilibrar el actual modelo de estabilidad hegemónica global. De este modo, se proyecta un futuro escenario de carrera armamentista que reproduce el proceso de la histórica Guerra Fría, o como se perfila en las tendencias actuales del sistema internacional: un equilibrio inestable de globalización con guerra fría + una dinámica de guerra global segmentada.

 

6.3. La cuestión de Taiwán y la reunificación de China en la nueva era. La política de Washington de ambigüedad estratégica.

La Resolución Nº 2758 de las Naciones Unidas, aprobada en la 26º Asamblea General en octubre de 1971, le restituyó a la RPCh todos los derechos legítimos ante la ONU y expulsó al representante de Taiwán. A partir de entonces, los 181 países que mantienen relaciones diplomáticas con China reconocen lo establecido por dicha resolución y sostienen que Taiwán, como una provincia de China, no goza de estatus independiente. La autoridad taiwanesa no posee ningún estatus gubernamental y la denominación correspondiente es Taiwán, provincia de China.

En febrero de 1972, la RPCh y los EE. UU., bajo la administración de Nixon, emitieron el comunicado conjunto de Shanghái, el primero de tres que han servido, durante décadas, de pilares para el desarrollo de la política exterior de Washington hacia Pekín y Taiwán. En él, EE. UU. reconocía “[…] la existencia de una sola China y que Taiwán es una parte de China […]El gobierno de Estados Unidos no cuestiona esta posición",[64] acentuándose el proceso de aislamiento internacional de Taiwán, ya iniciado con su salida de la ONU en 1971.

En 1979, en el Comunicado Conjunto sobre el Establecimiento de Relaciones Diplomáticas, la administración Carter reconoció a la RPCh como el único gobierno legal de China, y declaró que "el pueblo de Estados Unidos mantendrá relaciones culturales, comerciales y relaciones no oficiales con el pueblo de Taiwán",[65] suprimiendo además el Acuerdo de Defensa Mutua de 1954 entre Washington y Taipéi. Ese mismo año el congreso norteamericano aprobó la Ley de Relaciones con Taiwán que, entre otras cosas, establecía que la política de Estados Unidos es: "considerar cualquier esfuerzo para determinar el futuro de Taiwán por medios que no sean pacíficos, incluyendo boicots o embargos, una amenaza para la paz y la seguridad de la zona del Pacífico Occidental y de grave preocupación para los Estados Unidos".[66]

Además, la ley establecía la provisión de armas defensivas a Taiwán, así como el mantenimiento de los lazos culturales y comerciales entre ambos pueblos.

En ese contexto, el gobierno de la RPCh dio a conocer un documento denominado el Mensaje a los compatriotas de Taiwán (1979) donde expresó su intención de definir pacíficamente la controversia y de respetar el statu quo de la isla, integrándola a la República Popular con un alto grado de autonomía, respetando el sistema capitalista. Asimismo, sostenía la necesidad de establecer negociaciones entre las dos partes sobre la base de tres vínculos (correo, transporte y comercio) y cuatro intercambios (culturales, económicos, técnicos y deportivos).

El tercer comunicado conjunto del 17 de agosto de 1982, bajo la Administración Reagan, sostenía que la cuestión de Taiwán era un asunto interno de China. De este modo, afirmaba que Washington no tenía ninguna intención de infringir la soberanía y la integridad territorial de China, ni de interferir en los asuntos internos de China, ni de perseguir una política de dos Chinas. Asimismo, se comprometía a reducir gradualmente su venta de armas a Taiwán, para llegar, con el tiempo, a una resolución definitiva.[67] Posteriormente, ese mismo día, el gobierno de EE. UU. dio a conocer a Taiwán seis garantías que ratificaban su compromiso con la isla. Estas eran: “no consultar con la RPCh sobre la venta de armas a Taiwán; no desempeñar ningún papel de mediación entre Taipéi y Pekín; no aceptar revisar la Ley de Relaciones con Taiwán; no modificar su posición respecto a la soberanía sobre Taiwán; no ejercer presión sobre Taiwán para que inicie negociaciones con la RPCh”.[68]

En 1990, la RPCh y Taiwán establecieron organismos encargados de apoyar el mejoramiento de las relaciones, como la Fundación para el Intercambio del Estrecho de Taiwán (FES) y, en 1991, el organismo chino análogo, denominado Asociación para las Relaciones a través del Estrecho de Taiwán (ARATS), destinada a coadyuvar a la reunificación pacífica bajo la forma de un país, dos sistemas. En este marco, el presidente Jiang Zemin emitió la Declaración de los Ocho Puntos, presentando las reglas básicas para unas relaciones productivas a través del estrecho.[69]

Sin embargo, este escenario se vio afectado durante la Administración Clinton que en 1994 publicó la Revisión de la Política de Taiwán, que reconfiguraba la postura de EE UU hacia la isla. Entre otras cosas, establecía que enviaría agencias económicas y técnicas de alto nivel, conformándose la Oficina de Representación Económica y Cultural de Taipéi (TECRO). Se autorizó también a los funcionarios taiwaneses a transitar por Estados Unidos.[70] Posteriormente, en 1995, la visita a EE. UU. de Lee Teng-Hui trajo consigo una fuerte reacción de la RPCh que interpretó que ello sobrepasaba la relación no oficial entre Washington y Taipéi, y derivó en el lanzamiento de misiles en aguas cercanas a Taiwán. En 1996, antes de las primeras elecciones presidenciales en la isla, la RPCh realizó nuevos ejercicios militares y disparos de misiles, lo cual condujo al envío de dos Grupos de Ataque de Portaaviones estadounidenses a la zona conformados por el USS Independence y el USS Nimitz, este último, acompañado por sus buques de escolta. Esto provocó un fuerte aumento de la tensión, lo que se llamó la tercera crisis del Estrecho de Taiwán.[71]

En 1998, tras la crisis, la Administración Clinton articuló lo que se conoce como los Tres No cuando anunció: "no apoyamos la independencia de Taiwán, o dos Chinas; o un Taiwán una China, y, no creemos que Taiwán deba ser miembro de ninguna organización para la que la condición de Estado sea un requisito".[72]

A principio del año 2000, la RPCh publicó su propio Libro Blanco sobre las relaciones con Taiwán en el que expresaba que Taiwán formaba parte inalienable del territorio de China, y no reconocía su existencia como una entidad política distinta. El documento inducía a Taiwán a aceptar el principio de una sola China, planteaba la necesidad de negociar la reunificación bajo plazos definidos y amenazaba con el uso de la fuerza ante cualquier intento de independencia o ante la ocupación de Taiwán por un país extranjero, con una clara referencia a EE. UU. Además, el triunfo en la isla del Partido Democrático Progresista (PDP), que aboga por la independencia, tensionó aún más las relaciones entre ambos lados del Estrecho.

En 2001, la Administración Bush reconoció públicamente la importancia de Taiwán como socio comercial de EE. UU. y como proveedor de tecnología de la información del mundo. En enero de 2002, Taiwán entró en la Organización Mundial del Comercio (OMC) con el nombre de Territorio Aduanero Separado de Taiwán, Penghu, Kinmen y Matsu con el fundamento que la pertenencia a la mencionada organización no está limitada solo a las naciones. En 2005, la RPCh aprobó la Ley Antisecesión, que estipula que solo hay una China en el mundo, que la soberanía y la integridad territorial de China no admiten divisiones y que, en determinadas circunstancias, y de ser necesario, se permite el empleo de medios no pacíficos para impedir la independencia de Taiwán.

En 2011, la Administración Obama anuncia la estrategia de reequilibrio o pivote asiático, como una rearticulación de la política exterior estadounidense, desde las cuestiones de seguridad y terrorismo –propias de la administración Bush– hacia las económicas y globales. El pivote incluyó, en el plano de la estrategia militar, un redespliegue de fuerzas expedicionarias de Oriente Medio al Indo-Pacífico en una reformulación y una actualización del liderazgo de Estados Unidos en un intento de contener a China mediante la acumulación de fuerzas en cercanías de Taiwán.

Por su parte, en 2012, el 18º Congreso Nacional del PCCh bajo el liderazgo de Xi Jinping, estableció una directriz general y un programa de acción para la reunificación nacional y desarrolló su política general para resolver la cuestión de Taiwán en la nueva era. En 2015, la Ley de Seguridad Nacional, adoptada en la 15ª reunión del Comité Permanente estipuló con claridad que la soberanía y la integridad territorial de China no toleran violaciones ni separaciones. En 2017, en el XIX Congreso Nacional, el Partido Comunista afirmó la política básica de defender el concepto Un País, Dos Sistemas enfatizando la resolución de nunca permitir que ninguna persona, organización o partido político, en ningún momento ni en cualquier forma, intente separar cualquier parte del territorio de China.

La Administración Trump aumentó el apoyo militar de Estados Unidos a Taiwán y firmó la Ley de Autorización de la Defensa Nacional para el año fiscal 2017, que alentaba a la Secretaría de Defensa a llevar a cabo un programa de intercambios de militares de alto rango. Se dictaron otras leyes como la Ley de Viajes a Taiwán de 2018, que permitía que funcionarios estadounidenses viajaran a la isla para reunirse con sus pares de ese territorio y facilitar las relaciones mutuas en todos los niveles; la Ley de Asignación Integral del Año Fiscal 2021, que contiene la cláusula de la llamada Ley de Garantía de Taiwán 2020 que aboga por la normalización de las ventas de armas del gobierno estadounidense a Taiwán, y el apoyo para que participe en organizaciones internacionales de importancia. Estas medidas dañaron gravemente los lazos entre China y Estados Unidos por ser consideradas violatorias al principio de Una sola China, considerado la base política de la relación entre ambas potencias.

En enero de 2019, al cumplirse el 40 aniversario de la publicación del Mensaje a los compatriotas en Taiwán, el presidente Xi dirigió un discurso en el cual insistió con poner en marcha políticas para promover el desarrollo pacífico de las relaciones entre ambos lados del Estrecho y la reunificación pacífica de China. Alentaba la búsqueda de una solución de Dos Sistemas a la cuestión de Taiwán y a producir esfuerzos creativos para una mayor integración del desarrollo.

En agosto del 2022, bajo la Administración Biden, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, visitó Taiwán y se convirtió en la funcionaria estadounidense de mayor rango en visitar la isla, en 25 años. Si bien el presidente Biden sostuvo que no había ningún cambio en la antigua política de Una sola China, la visita provocó un aumento de tensiones entre ambas potencias. En este contexto, la RPCh reaccionó con la realización de maniobras alrededor de Taiwán y con la prohibición de importación de productos de más de un centenar de empresas taiwanesas de los sectores de la alimentación, agricultura y pesca.

A modo de síntesis, la relación entre Estados Unidos y China determinará en gran medida el carácter de este siglo. El desafío para ambas potencias será perseguir sus intereses y objetivos, a menudo divergentes, evitando que se produzca una confrontación directa, lo cual pondrá a prueba las habilidades diplomáticas de ambos gobiernos. Durante las últimas décadas, la diplomacia respaldada por la disuasión militar ha mantenido la estabilidad en el Estrecho. Estados Unidos, a través de su política de Una sola China, conservó las relaciones diplomáticas oficiales con ésta, pero al mismo tiempo construyó una fuerte relación no oficial con Taiwán, aplicando la conocida ambigüedad estratégica al proveerle material bélico a la par que disuadía a la isla de buscar la independencia. China, por su parte, basa sus relaciones diplomáticas con el resto de los países en el principio globalmente reconocido de Una sola China, que significa que hay un solo país que incluye a Taiwán. De este modo, otorga primacía a la reunificación pacífica como una misión histórica del Partido, aunque no descarta el uso de la fuerza como último recurso para hacer valer sus históricos derechos.

El Estrecho de Taiwán como escenario potencial de conflicto es el núcleo del subsistema de áreas de crisis entre los dispositivos militares de EE. UU. y la RPCh. La variable rivalidad intensa, derivada de la percepción de potencia declinante o potencia ascendente (propia de la teoría de los diferenciales dinámicos) será función de la conducta estratégica de ambas grandes potencias, y definirá el rol de dicha zona como potencial acelerador de la difusión de la inseguridad sistémica. Los escenarios de globalización con guerra fría o de guerra global segmentada condicionarán, como variables intervinientes, al nivel de decisiones políticas de las que derivan la resolución negociada o los niveles de empleo de la fuerza.

 

7. Conclusiones

En el contexto del sistema internacional de la Guerra Fría, considerando los conceptos de síndrome de desarrollo económico detenido y difusión de la inseguridad sistémica propios de la teoría de la trampa de la guerra, y en el escenario específico de la Guerra de Corea, el riesgo de escalada alcanzó el umbral de una guerra sistémica mundializada. No obstante, la rivalidad intensa entre EE. UU. y la RPCh quedó encapsulada en un enfrentamiento militar limitado al teatro de operaciones coreano, que se desarrolló como un espacio secundario dentro del marco global de la confrontación estratégica entre EE. UU. y la URSS. La base empírica constituida por los datos de las decisiones que determinaron la limitación de las operaciones militares en la península coreana entre 1950/53, y las formas de confrontación propios de una específica Guerra Fría entre EE. UU. y la RPCh desde 1954 hasta 1968 (incidentes de Quemoy y Matsú en 1956 y las guerras por actores interpuestos en Indochina y Vietnam), permiten demostrar que la variable difusión de la inseguridad sistémica en la región entre el Nordeste y el Sudeste Asiático estuvo bajo control durante toda ese período. La convergencia de intereses entre EE. UU. y la RPCh, desde 1969, contribuyó a fortalecer la estabilidad sistémica.

El modelo de guerra limitada podría replicarse si el sistema internacional actual derivara a una trayectoria de globalización con guerra fría, bajo la forma de controlados micro escenarios de crisis y conflicto en las cadenas insulares del Pacífico, donde hacen contacto los dispositivos militares de ambas potencias, siempre bajo los riesgos de difusión de la inseguridad que tales contextos implican.

El despliegue estratégico global de los EE. UU. da continuidad a las conductas de alerta militar permanente propias de la Guerra Fría, aumentadas en el actual contexto de guerra global segmentada. Contra esa dinámica colisiona el despliegue chino, declaratoriamente de intenciones pacíficas y defensivas proclamadas en una propuesta de competencia no-militar que elude el esquema del modelo de juego de suma cero.

Esta concepción, cercana al enunciado del teorema de Nash, de los estrategas de Beijing se vio afectada profundamente por la estrategia rusa de resolución militar de los desequilibrios en Eurasia y de confrontación contra EE. UU./OTAN, materializados en una guerra híbrida total (que Vladimir Putin señala como declarada por la Alianza Atlántica contra Rusia), en la cual China como aliada de Rusia queda comprometida.

El escenario sistémico de guerra global segmentada adquiere configuración con las crisis derivadas de dos confrontaciones estratégicas, entre Rusia y EE.UU./OTAN en Eurasia centro-occidental con teatro de operaciones en Ucrania, y entre EE.UU. y la RPCh con centro de gravedad en los dispositivos militares desplegados por ambas potencias en Asia Oriental/Pacífico Occidental. Este escenario presenta una compleja estructura de inseguridad y riesgo de guerra sistémica. Los cuerpos doctrinarios y los despliegues militares de ambas potencias manifiestan intenciones y capacidades para operar en tales escenarios extremos, en los que, tautológicamente, la difusión de la inseguridad sistémica estaría fuera de control.

Si la trayectoria dominante en el sistema internacional derivado de los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania, se consolida en un proceso de continuidad con las estructuras de la globalización del mercado mundial, junto a graduados niveles de conflicto propios de una nueva Guerra Fría, el antagonismo dominante entre EE. UU. y la RPCh puede quedar limitado a formas de confrontación trans-militares y no militares. Estas formas de confrontación que analistas occidentales denominan como propios de una escalada horizontal (Kilcullen, 2020), se interpretan como un modelo planteado por la estrategia china al que se ha adaptado la estrategia estadounidense. Tal sería el escenario de globalización con guerra fría. El mismo está expuesto en el documento Estrategia de Seguridad Nacional (de octubre de 2022) de la Administración Biden, dónde se describe un escenario de antagonismo global entre las democracias, lideradas por EE. UU. y el Grupo de los 7 frente a las autocracias representadas en los sistemas políticos de la República Popular China y Rusia. Constituye el documento rector de la gran estrategia estadounidense dónde se ratifica la percepción de rivalidad intensa frente a China y Rusia.

En oposición, si la trayectoria es hacia una fragmentación del mercado mundial y contagio de los teatros de guerra global segmentada, el sistema internacional estaría cruzando el umbral hacia una nueva guerra sistémica masiva.[73]

Ante estas hipótesis se abren varios interrogantes. Como contribución al debate este trabajo plantea los siguientes. En primer término, ante los indicadores concretos de síndrome de desarrollo económico detenido, difusión de la inseguridad sistémica y generalización de una cultura de la violencia en el sistema internacional: ¿Cómo puede este sistema evitar el modelo bilateral de confrontación EE. UU. - RPCh y los condicionantes de la trampa de la guerra?

Por otro lado, al considerar los enunciados de la teoría de los diferenciales dinámicos:

¿Son los EE. UU. la potencia declinante que puede funcionar como iniciadora de una guerra sistémica mayor? ¿Posee China la potencia económica y militar suficiente para sobrepasar el nivel de los EE. UU. y funcionar como condicionante de una conducta de guerra de los EE. UU.? ¿Pueden EE. UU. y China liderar una transición pacífica del poder en el sistema internacional bajo las condiciones de globalización con Guerra Fría?

Finalmente, una profundización del proceso de guerra global segmentada: ¿consolidaría el ascenso de China o prepararía las condiciones de un nuevo siglo de supremacía global de los EE. UU.?

 

 

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1 El ciclo largo de la política mundial es periodizado por Modelski y Thompson (1996), siguiendo a Arnold J. Toynbee (1956) desde 1495, fecha en que se considera como emergente el moderno sistema de grandes potencias de núcleo eurocéntrico, hasta el sistema internacional resultante de la Segunda Guerra Mundial.

2 El registro histórico de la regularidad que cada 100 años, aproximadamente, el sistema internacional moderno desde fines del siglo XV produce estas catástrofes sociopolíticas (Toynbee, 1956) (Gilpin, 1981) (Wallerstein, 1984), permite fundamentar tal hipótesis.

3 Consideramos a la teoría de los diferenciales dinámicos como participante en el debate dentro del paradigma del realismo: tradicionalismo, realismo estructural, teoría de la estabilidad hegemónica.

4 La Guerra Fría puede ser definida según cuatro abordajes: la dimensión historiográfica, la definición genética, la definición factográfica y la definición estratégica. La definición estratégica dada por el General Beaufre (1973) Estrategia de la acción. Buenos Aires: Pleamar, pp. 81 y ss. postula que es uno de los niveles de acción de la fuerza donde se combinan acciones menores de violencia con amenazas de guerra clásica o nuclear.

5 Tal la definición experta de Parker, G. (1988) La Guerra de los Treinta Años. Barcelona: Crítica.

6 Carl Hempel define a la sistematización deductiva como al procedimiento que puede incluir tres tipos de operaciones de estructura lógica semejante: explicación, predicción y retrodicción. Hempel, C. (1996) La explicación científica. Barcelona: Paidós, p. 178.

7 El diseño metodológico de Copeland tiene como base a la epistemología de Imre Lakatos, quién fue discípulo de Karl Popper (referente junto a Carl Hempel, Ernest Nagel, Rudolph Carnap,et alt. de la escuela del positivismo lógico). El modelo lakatosiano es una sistematización de hipótesis según el método hipotético-deductivo en versión compleja.

8 En la geopolítica de las tierras marginales (rimlands) convergían tres perspectivas, la de Mackinder de 1943 (Mackinder, H.J. “The Round World and the Winning of Peace”. Foreign Affairs 22: 4), la de la defensa hemisférica y sus líneas avanzadas de Nicholas Spykman, y la del perímetro de seguridad de Hans Weigert. La “Conferencia Perimetral” del Secretario de Estado Dean Acheson (publicada en Department of State Bulletin, 3 de enero de 1950), que erróneamente se la consideró como al disparador de la invasión norcoreana, presentaba rasgos de dichas concepciones, que también influyeron en los planes secretos de contingencia del Estado Mayor Conjunto de los EE. UU., previos a la Guerra de Corea.

9 El conjunto de alianzas entre 1947 y 1955 comprendía al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Organización del Tratado del Sudeste Asiático (SEATO), Organización del Tratado Central (CENTO), Tratado de Seguridad con Japón, Tratado de Seguridad con Corea del Sur, y Tratado de Seguridad Australia-Nueva Zelanda-EE. UU. (ANZUS).

10 Al respecto interesa la perspectiva soviética de una crisis de la base material de capitalismo para explicar la conducta de los EE. UU.. En 1945 altos funcionarios soviéticos como A.A. Zdanov y Evgeny Varga, estimaban que la economía estadounidense efectuaría una transición traumática de la producción de guerra al desarme, prospectándose una crisis financiera conducente a una nueva depresión en el sistema capitalista. Sobre estas premisas se establecieron dos conclusiones: la primera predecía una actitud agresiva del imperialismo estadounidense; la segunda sostenía que para evitar la crisis los EE. UU. debían “capturar” el mercado soviético. En base a este diagnóstico el Politburó de Stalin se preparó para una nueva “guerra larga”, cuya primera fase era la resistencia al proyecto estadounidense para la reorganización económica del nuevo sistema internacional. Esto explica el requerimiento del Departamento del Tesoro a la embajada de EE. UU. en la URSS, cuya respuesta fue el “Extenso Telegrama” de George Kennan desde Moscú del 22 de febrero de 1946, base de las estrategias de la Contención (Kennan, 1969 Anexos A y C). La postura soviética se desarrollaba en la obra de Evgeny Varga Izmenenija v ékonomike kapitalizma v itoge vtoroj mirovoj vojny, traducido como Cambios en la economía del capitalismo a consecuencia de la segunda guerra mundial, Moscú, 1946.

11 Consideramos de especial interés esta concepción de W.W. Rostow dado que a su trayectoria académica se le agrega su experiencia en la gestión de estado en las Administraciones Kennedy-Johnson, siendo uno de los principales artífices de la intervención militar directa de los EE. UU. en la Guerra de Vietnam.

12 La cultura clausewitziano-jominiana es de extensa tradición histórica en el Ejército de los EE. UU. Algunos autores (Hamon, 1969) ponen énfasis en que la influencia doctrinaria de Clausewitz y Jomini se transmitió por la ascendencia del Mariscal Ferdinand Foch sobre el General de los Ejércitos (seis estrellas) John Pershing, durante y después de la Primera Guerra Mundial (Pershing fue el segundo y último general de seis estrellas en la Historia Militar de los EE. UU., el primero fue George Washington). Los principios de Jomini se reflejan en la teoría y la praxis doctrinaria del Ejército Estadounidense: la direccionalidad ofensiva hacia la búsqueda de la victoria total, la estrategia como la clave del arte de la guerra, la estrategia bajo control de principios científicos invariables, y la acción ofensiva en búsqueda de masivas batallas para aniquilar a las fuerzas militares del oponente. En el sistema de Jomini están ausentes los condicionamientos políticos, y la sentencias tales como “la guerra tiene su propia gramática, pero no su propia lógica”, propias de los escritos de Clausewitz. Para la influencia de Jomini en la doctrina del Ejército de los EE. UU. ver: Krepinevich, A.F. (1985) The Army and Vietnam. Baltimore: Johns Hopkins University Press; y Nagel, J.A. (2005) Learning to Eat Soup with a Knife. Counterinsurgency Lessons from Malaya and Vietnam. Chicago: The University of Chicago Press.

13 Ver: Guderian, H. (1951) “Perspectivas bélicas de Occidente”. En: Revista de Política Internacional (7: 11-44). Madrid: Instituto de Estudios Políticos.

14 El estilo de “liderazgo cesarista” propio de MacArthur, la enemistad y el desprecio que profesaba sobre los generales Marshall, Eisenhower y Bradley; como así también gestos rozando la insubordinación respecto del Presidente Harry Truman, están entre otras causas de su destitución. Lo importante y trascendente es que la tensión entre los conceptos de victoria total y guerra limitada aparecen como constantes en el ciclo de poder de los EE. UU., desde Corea hasta las operaciones que dieron contenido a la Guerra Global contra el Terrorismo (2001-2021), y emergen ante una escalada futura en la confrontación estratégica con la RPCh.

15 Esta carta es reproducida con mayor detalle en el Annual Report to the Congress 2012, p. 40, pero no es incluida en el Annual Report […] correspondiente al año 2013.

16 Qiao Liang – Wang Xiangsui (1999) Unrestricted Warfare. Beiging: PLA Literature and Arts Publishing House.

17 David Kilcullen es un oficial retirado del Ejército Australiano y académico, radicado en EE. UU.

18 Sun Tzu (1982), “El arte de la guerra”. En: El Ejército y la Guerra (Dos documentos imprescindibles). Buenos Aires: Emecé, p. 5. Traducido por James Clavel.

19 Sun Tzu The Art of War. Traducción y Estudio Preliminar Griffith, S.W (1963, 1971), Prólogo de B.H. Liddell Hart. Oxford: Oxford University Press.

20 La Enciclopedia militar RPCh (1997) Beijing: Junshi Kexue Chubanshe, en Universidad de la Defensa de la República Popular RPCh (2012). Texto de estudio “El pensamiento militar chino”, Instituto de Estudios de Defensa, Redactores: Xu Guoping, Revisión: Zhang Yingli, Xu Hui, Wang Zhongchun, Revisión de la Edición Española: Shi Lei, p. 3 y 4.

21 El arte de la guerra de Sun Zi es la generalización, producto de la investigación y análisis, de las experiencias de guerra en el antiguo campo de batalla. El pensamiento militar de Mao Zedong es el resumen científico de las experiencias de la lucha armada revolucionaria realizada por el pueblo campesino chino bajo su dirección y la del Partido Comunista.

22 Mao Tse Tung o Mao Zedong (1893-1976), revolucionario marxista, estratega, político y estadista chino. En 1919 participa del “Movimiento del 4 de mayo”, una revuelta estudiantil contra Japón. En 1920, funda una organización comunista en la provincia de Hunan y al año siguiente se convierte en uno de los fundadores del Partido Comunista Chino (PCCh). Luego, desempeñó el cargo de secretario del Comité de Hunan del PCCh y dirigió los movimientos obreros de Changsha y Anyuan, entre otros. En1923, en el Tercer Congreso Nacional del Partido fue elegido miembro del Comité Ejecutivo Central participando en la labor de la dirección central. Cuando se rompió la alianza de los nacionalistas con los comunistas, la rebelión campesina fue reprimida y Mao se refugió en las montañas de Jiangxi, en donde instaló su cuartel general y dirigió una guerra de guerrillas contra Chiang Kai-shek. El Ejército Rojo, como denomina a las milicias del Partido Comunista, logró ocupar alternativamente distintas regiones rurales del país, pero el ejército nacionalista consiguió cercar a las tropas del Ejército Rojo en 1934, tras lo cual Mao inició la que se conoció como la Larga Marcha, desde Jiangxi hasta el noroeste chino. En 1937, Japón invade el norte del país, lo que originó una nueva alianza entre comunistas y nacionalistas con el objeto de enfrentar al enemigo común. Al finalizar la segunda guerra mundial, se reanuda la guerra civil, con el triunfo progresivo de los comunistas, que el 1º de octubre de 1949 proclaman oficialmente la República Popular de RPCh, con Mao Zedong como presidente. A partir de 1959, Mao dejó su cargo como presidente chino, aunque conservó la presidencia del partido, desde donde promovió una campaña de educación socialista conocida como la Revolución Cultural Proletaria. El pensamiento político de Mao Zedong, como el desarrollo del marxismo en RPCh, quedó reflejado en su libro Los pensamientos del presidente Mao, que sigue siendo la guía del PCCh. Sus principales obras son incluidas en Obras Escogidas de Mao Zedong (4 tomos) y Antología de Mao Zedong (8 tomos).

23 Romero, Aníbal (1979) Estrategia y Política en la Era Nuclear. Madrid: Tecnos, p.121.

24 Mao Tse Tung (1973) Problemas estratégicos de la guerra de guerrillas. Buenos Aires: CEPE, p. 50.

25 Ibídem (1973: 40).

26 Keegan, John (1995). Historia de la guerra. Barcelona: Planeta. p. 76.

27 Mao Zedong introduce el concepto de Guerra Prolongada, en un ciclo de conferencias en Yan’an del 26 de mayo al 3 de junio de 1939 en la Asociación para el Estudio de la Guerra de Resistencia con el Japón, posteriormente incluido en el tomo II de Obras Escogidas de Mao Zedong en el abril de 1952. Esta prolongación del conflicto armado como estrategia consta de tres etapas: “La primera es el período de ofensiva estratégica del enemigo y defensiva estratégica nuestra. La segunda será el período de consolidación estratégica del enemigo y preparación nuestra para la contraofensiva. La tercera, el de contraofensiva estratégica nuestra y retirada estratégica del enemigo […] La forma principal de lucha que debemos adoptar en esta etapa (primera etapa de la guerra) es la guerra de movimientos, complementada por la de las guerrillas y la de posiciones […] La segunda etapa puede ser denominada de equilibro estratégico […] La tercera etapa será la de nuestra contraofensiva […]”. Para ampliar ver Mao Tse Tung (1970: 249, 251 y 255).

28 Mao Tse Tung, (1972) Selección de Escritos Militares. Buenos Aires: La Rosa Blindada, p. 155.

29 Texto de estudio “El pensamiento militar chino”, Instituto de Estudios de Defensa, Redactores: Xu Guoping, Revisión: Zhang Yingli, Xu Hui, Wang Zhongchun, Revisión de la Edición Española: Shi Lei, p. 56.

30 Mao Tse Tung (1972: 155).

31 En el XVI Congreso Nacional del Partido, celebrado en el 2002, se acordó unánimemente incluir la “triple representatividad” entre los pensamientos guía del Partido, junto con el marxismo-leninismo, el pensamiento de Mao Zedong y la teoría de Deng Xiaoping.

32 Crónica del Pensamiento de Jiang Zemin (1989-2008), Editorial de Documentación Central, 2010. Durante su gobierno se crea en 1992 la Comisión Cooperación Militar China-Rusia, en 1993 se firma el Tratado de No Proliferación Nuclear. En 1997 Hong Kong vuelve a China. En 2001la RPCh ingresa a la Organización Mundial de Comercio.

33 Arrosio, 2012.

34 Ibidem.

35 Libro Blanco del Desarrollo Pacífico (septiembre, 2011). Observatorio de la Política de China (Accedido el 04 de diciembre de 2020) https://politica-china.org/areas/politica-exterior/china-emite-libro-blanco-sobre-desarrollo-pacifico.

36 XIX Congreso del Partido Comunista de China, 18 de octubre de 2017, Beijing, RPCH.

37 Basado en el Libro blanco de la Defensa Nacional, 2019.

38 Libro blanco de la Defensa Nacional, 2019.

39 A través del estrecho de Malaca, pasando por Singapur, circula cada año casi un tercio del petróleo y la mitad del gas natural que se consume a nivel mundial. Si se suman a estas materias todas las importaciones y exportaciones que se realizan a través de este mar, fundamentales para las economías de los países que lo rodean, queda una cifra de 3,4 billones de dólares estadounidenses, el 20 % del flujo de capital relacionado con el comercio internacional –fuentes más optimistas han llegado a situar este valor en 5,3 billones, un 36 % del capital.

40 Pavez y Caubet (2017) La proyección talasopolítica de RPCh y las disputas territoriales en el Mar Meridional. (Accedido el 11 enero 2021). En http://rchri.cl/wp-content/uploads/2017/03/VOL-1-No-1-COMPLETO.pdf

41 Sin embargo, la llegada al poder de la nueva presidenta proindependentista del Partido Demócrata Progresista (PDP), Tsai Ing-wen, en 2016. está reorientando la política taiwanesa hacia el rechazo del Consenso de 1992 y la renovación de los compromisos tradicionales de cooperación con EE. UU. en materia de seguridad y defensa. Para contrarrestar esta situación, la RPCh está adoptando un tono más agresivo para intensificar su presión económica sobre Taiwán.

42 En 1995, el investigador de la Academia de Ciencia Militar Wu Qunqiu publicó su obra Gran estrategia en sentido amplio. En dicha obra, se formuló por primera vez una estrategia que combinaba el desarrollo y la seguridad nacional. Ese mismo año, el vicepresidente de la Universidad de Defensa Nacional teniente general Gao Aindian redactó y publicó una obra Teoría general de la ciencia de la estrategia internacional. La estrategia de seguridad RPCh, 2019.

43 En 2019, el presidente de los EE. UU., Donald Trump, pidió al Congreso una partida de 750.000 millones de dólares con destino al Pentágono.

44 Según un informe del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres, RPCh desde 2014 lanzó más submarinos, buques de guerra, buques anfibios y auxiliares, que el número total de buques que actualmente prestan servicio en las armadas de Alemania, India, España y el Reino Unido. En tanto, en 2018 el gigante asiático puso en servicio un portaviones de fabricación nacional del Tipo 001A, el primero de trece que se unirán en un futuro a su flota, la mayor fuerza naval del mundo, con 317 barcos y submarinos. La fuerza aérea de la RPCh, la más grande de Asia y la tercera más grande del mundo, también estrenó en los últimos años aviones y armas nuevas y mejoradas, incluido el caza furtivo J-20 bimotor de fabricación nacional. El EPL abrió su primera base internacional en Djibouti, y desarrolló capacidades de proyección de poder en el Pacífico Sur y el Océano Índico. Instituto Internacional de Estudios Estratégicos Military Balance 2014.

45 Según la Asociación para el Control de las Armas, RPCh cuenta con 280 cabezas nucleares, muy lejos de las 6550 de Estados Unidos o las 6850 de Rusia. Libro blanco de la Defensa, 2019.

46 Los cinco principios formulados por Zhōu Ēnlái - primer ministro de RPCh desde el establecimiento del gobierno socialista en 1949 hasta su muerte en 1976 -, son: respeto mutuo por la soberanía y la integridad territorial, la no agresión mutua, la no interferencia en los asuntos internos de otros países, igualdad y beneficio mutuo, y la coexistencia pacífica. Estos principios reflejan plenamente los propósitos y principios de la Carta de la ONU, se concuerdan con la corriente histórica de la paz y el desarrollo, y constituyen la base jurídica para la conformación del nuevo orden internacional.

47 En 2012, el XVIII Congreso nacional del Partido Comunista designó a Xi Jinping, de 59 años, como secretario general del Comité Central, presidente de la Comisión Militar Central y, desde 2013, presidente de la República Popular China. Xi representa a la quinta generación de líderes chinos, y es el primer presidente nacido después de la fundación de la Nueva China, ocurrida en 1949. En esa oportunidad, el Congreso definió los objetivos del actual “sueño chino” en relación con dos importantes centenarios: el de la fundación del partido en 2021 (duplicar el PIB y el ingreso per cápita rural y urbano respecto de 2010, y cumplir así con la construcción de una sociedad modestamente acomodada), y el de la Nueva China en 2049 (la transformación de China en un país socialista moderno, próspero, poderoso, democrático, civilizado y armonioso, para hacer así realidad el sueño chino de la gran revitalización de la nación china).

48 En la comunidad de destino común, el desarrollo de un país está estrechamente entrelazado con el de otros países. "China siempre trabajará para contribuir al desarrollo global dando la bienvenida a otros países a incorporarse al tren expreso del desarrollo de China. El desarrollo para todos es el desarrollo real", prometió Xi durante el debate general de la ONU (Ginebra, 2017).

49 WANG Yi, “The Belt and Road Initiative Becomes New Opportunity for China-Latin America Cooperation,” Ministry of Foreign Affairs of the People’s Republic of China, September 18, 2017, http://www.fmprc.gov.cn/mfa_eng/zxxx_662805/t1494844.shtml.

50 “Assessing China’s Digital Silk Road Initiative,” Council on Foreign Relations, http://cfr.org/china-digital-silk-road.

51 Xi Jinping, “Fostering a New Development Paradigm and Pursuing Mutual Benefit and Win-win Cooperation,” Xinhua, November 19, 2020, http://xinhuanet.com/english/2020-11/19/c_139527192.htm; Xi Jinping, “Some Major Issues of the National Medium- and Long-term Economic and Social Development Strategy”, Qiushi, October 31, 2020, http://qstheory.cn/dukan/qs/2020-10/31/c_1126680390.htm.

52 “Xi Pledges to Bring Benefits to People Through Belt and Road Initiative,” Xinhua, August 28, 2018, http://xinhuanet.com/english/2018-08/28/c_137423397.htm.

53 Organization of Economic Cooperation and Development, China’s Belt and Road Initiative in the Global Trade, Investment and Finance Landscape (OECD, 2018), 13, http://oecd.org/finance/Chinas-Belt-and-Road-Initiative-in-the-global-tradeinvestment-and-finance-landscape.pdf.

54 Muestra de ello es que, en febrero del 2021, año del centenario del Partido Comunista de China, Xi anuncio la erradicación de la pobreza, una de sus grandes iniciativas al comenzar su mandato en 2012.

55 “La RCEP agrupa a China, ASEAN (Indonesia, Tailandia, Singapur, Malasia, Filipinas, Vietnam, Birmania, Camboya, Lagos y Brunei), Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Representa el 29% del PBI global e involucra a más 2.2 MM de personas, casi el 30% de la población mundial. Con ingresos percápita que llegan a US $ 101 mil (Singapur), 61 mil (Brunei), 53 mil (Australia), 44 mil (corea del Sur), Japón y Nueva Zelanda con 43 mil, entre otros. Para tener una idea de estas dimensiones solo tengamos presente que el ingreso per cápita en EE. UU. es US$ 62 mil”. En LA RCEP: Asociación Económica Integral Regional, https://www.alainet.org/es/articulo/210333, accedido el 19 de marzo de 2021.

56 La B3W como aspecto diferenciador con la IFR aspira a costear sus inversiones en infraestructuras principalmente con la Corporación Financiera para el Desarrollo, USAID, EXIM, la Corporación del Desafío del Milenio y la Agencia de Comercio y Desarrollo de Estados Unidos además de otros organismos complementarios como el Fondo de Asesoramiento para Transacciones. También anunciaron que movilizaran una considerable cantidad de capital privado. En cambio, la IFR tiene como “motor financiero” de la Iniciativa el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB, por sus siglas en ingles) que opera desde 2016, el Banco de Desarrollo de China (creado en 2014), el Fondo de la Ruta de la Seda, la banca china y otras entidades con cuantiosas inversiones para respaldar el proyecto.

57 En este sentido, una delegación dirigida por Daleep Singh, viceconsejero de seguridad nacional para la economía internacional de la administración Biden, realizo una gira de trabajo a Ghana y Senegal en África Occidental, donde se reunieron con funcionarios gubernamentales, representantes del sector privado, líderes medioambientales, laborales y de la sociedad civil, para identificar, en conjunto, proyectos que respondan a las necesidades de infraestructura local. El resultado fue el debate sobre 10 proyectos entre los que figuran la creación de un centro de fabricación de vacunas en Senegal, la reducción de la brecha digital, el refuerzo del suministro de energías renovables y la promoción de préstamos a las empresas propiedad de mujeres. También fueron aceptadas por las partes involucradas las garantías de transparencia exigidas por EE. UU en relación con el compromiso de dar publicidad total de los acuerdos. Otra delegación visitó Ecuador, Colombia y Panamá y algunos países de Asia.

58 MAHAN (1918, 21). En China: gran estrategia y poder marítimo en la era de Xi Jinping, URVIO. Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad N.° 27, mayo-agosto 2020, pp. 57-72, https://revistas.flacsoandes.edu.ec/urvio/article/view/4381/3385. Accedido el 20 abril 2021.

59 Presentamos la situación actual del despliegue de las Flotas de EE. UU. Originalmente, la Sexta Flota tenía jurisdicción limitada al Mar Mediterráneo, la Cuarta Flota tuvo operacionalidad discontínua y la Quinta Flota se reactivó en 1995 siendo asignada al Comando Central.

60 KAPLAN, Robert D. (2010), Monsoon: The Indian Ocean and the Future of American Power (New York: Random. House.

61 El “pivote asiático” fue anunciado por Obama en noviembre de 2011 ante el Parlamento australiano. Para ampliar, ver: Remarks by President Obama to the Australian Parliament, Parliament House, Canberra, Australia, November 17, 2011. En: www.cfr.org/world/obamas-remarks-australianparliament-november-2011/p26538.

62 En este sentido, en marzo del 2021 se realizó la primera reunión de la historia entre los líderes del llamado "QUAD" (Quadrilateral Security Dialogue), una alianza entre EE. UU., la India, Japón y Australia, que según varios expertos su existencia se considera un potencial disuasivo para la creciente presencia de China en área, que en las últimas décadas incrementó considerablemente su influencia en Myanmar, Sri Lanka, Pakistán y Bangladés provocando el recelo de India. El mencionado QUAD, organiza cumbres, intercambia información y actualmente promueve ejercicios militares conjuntos, como las maniobras navales “Malabar” se llevaron a cabo en el mar de Omán y en el Golfo de Bengala, además sus miembros incrementaron los presupuestos de defensa y el despliegue militar en la región.

63 Su creación generó problemas en el bloque occidental al frustrar la venta de 12 submarinos franceses a Australia.

64 U.S. Department of State, Foreign Relations of the United States, Document 203, http://history.state.gov/historicaldocuments/frus1969-76v17/d203.

65 The United States and the People’s Republic of China (U.S. and PRC), “Joint Communique of the United States of America and the People’s Republic of China,” January 1, 1979, https://web-archive-2017.ait.org.tw/en/us-joint-communique-1979.html.

66 Taiwan Relations Act of 1979, Pub. L. No. 98-6, 22 Stat. 14 (3301).

67 U.S. and PRC, “U.S.-PRC Joint Communique,” August 17, 1982, https://web-archive-2017.ait.org.tw/en/us-joint-communique-1982.html.

68 Robert D. Blackwill and Philip Zelikow (2021). The United States, China, and Taiwan: A Strategy to Prevent War. Council on Foreign Relations. Council Special Report No. 90, pp. 16.

69 El principio de "una China". La oposición a todo movimiento que promueva la existencia internacional de "Dos Chinas" o "una China, un Taiwán". La promoción de conversaciones para la unificación pacífica entre ambas partes del estrecho seguirá siendo el objetivo principal. Ambas partes deberán desarrollar fuertes relaciones económicas y adoptar pasos pragmáticos para crear las condiciones que permitan establecer los tres tipos de comunicaciones (postales, de transporte y comerciales). Los gloriosos cinco mil años de cultura china son un lazo espiritual común entre el pueblo chino. Los 21 millones de compatriotas taiwaneses son chinos. Los funcionarios públicos y líderes de Taiwán son bienvenidos para visitar la RPC.

70 Annabel Virella, “20 Years Later: Reevaluating the Taiwan Policy Review,” Project 2049 Institute, April 3,2017, http://project2049.net/2017/04/03/20-years-later-reevaluating-the-taiwan-policy-review ;Hearing of the East Asian And Pacific Affairs Subcomm. of the Senate Foreign Relations Comm., 103rd Cong. (1994) (Statement of Winston Lord, Assistant Secretary of State for East Asian and Pacific Affairs), 13, 15, http://eapasi.com/uploads/5/5/8/6/55860615/appendix_75_--_us_taiwan_policy review_ii__1994_.pdf; and Richard C. Bush, A One-China Policy Primer, Brookings Institution, March 2017, 16, http://brookings.edu/wp-content/uploads/2017/03/one-china-policy-primer.pdf.

71 La primera crisis entre 1954-1955 y la segunda, derivada de la primera, en 1958.

72 John M. Broder, “Clinton in China: The Overview; Clinton Tells of Hopes and Risks on Trade,” New York Times, July 1, 1998, http://nytimes.com/1998/07/01/world/clinton-in-china-the-overview-clinton-tells-of-hopes-and-risks-on-trade.html.

73 Las guerras sistémicas masivas de 1914 a 1945 fueron precedidas por escenarios de bloques de comercio exterior y monetarios cerrados. Conflicto inter-imperialista antes de 1914, y bloques de la libra, del dólar, del marco, del yen y del oro antes de 1939. Escenario bajo impacto de crisis estructurales del capitalismo y contracción de mercados globales.