La Batalla de Argel. La descontextualización de la guerra y la doctrina de contrainsurgencia francesa

Esteban Darío Barral

Escuela Superior de Guerra-Facultad del Ejército
Universidad de la Defensa Nacional

 

Casus Belli II (2021), 203-228

Recibido: 29/11/2021 - Aceptado: 9/12/2021

 

Resumen: La batalla de Argel ha quedado representada en el imaginario colectivo como un hecho emblemático y particular, en el cual una fuerza militar logró la victoria, pero a su vez llevó a Francia a una derrota. La frase que alude a la guerra como continuación de la política nunca tuvo tanta vigencia como después de la victoria de los paracaidistas franceses en la llamada Batalla de Argel. La Doctrina de Contrainsurgencia aplicada por los franceses fue el elemento principal que marcó el fin de la guerra en Argelia y dio la independencia a la excolonia africana. La radicalización de una metodología punitiva para combatir a la insurgencia del FLN provocó que una victoria de los “paras” tuviera un resultado negativo.

Palabras clave: contrainsurgencia, Doctrina de Guerra Revolucionaria, organización militar, terrorismo, contraterrorismo, Casba, paracaidistas, FLN-ALN, Zona Autónoma de Argel (ZAA).

Abastract: The Battle of Algiers is deeply rooted in the collective imaginary as an emblematic and peculiar event in which a military force achieved the victory, but at the same time led France to defeat. The quote “war is a continuation of politics…” ultimately became true after the victory of French paratroopers in the so called Battle of Algiers. The Counterinsurgency Doctrine applied by the French was the main element which brought an end to war in Algeria and gave the former African colony its independence. The radicalization of a punitive methodology to fight against FLN insurgency resulted in a negative outcome for the “para’s” military victory.

Keywords: counterinsurgency, Doctrine of Revolutionary War, military organization, terrorism, counter-terrorism, Casbah, paratroopers, FLN-ALN, Autonomous Zone of Algiers (ZAA)

1. Introducción

A principios de 1956, el FLN (Frente de Liberación Nacional) decidió iniciar una campaña de ataques terroristas con el fin de legitimar su llamada “guerra de independencia”. Sin embargo, la ciudad de Argel representaba, simbólica y económicamente hablando, el corazón francés en Argelia. Ni Francia ni el FLN, dejarían pasar la oportunidad de intentar ganar desde una posición de fuerza, o al menos negociar desde la misma.

Las causas del inicio de la campaña por parte del FLN se pueden encontrar en las ejecuciones de varios líderes de dicha organización en las prisiones argelinas.[1] La acción violenta del FLN solo hizo que la posición francesa se endureciera y es entonces cuando el 7 de enero de 1957, los paracaidistas del general Jacques Massu entran en la casba (ciudadela) de Argel. A partir de ese momento, las fuerzas francesas aplicarían una serie de procedimientos contrainsurgentes que habían sido desarrollados en los campos de concentración del Viet Minh en Indochina.

Los procedimientos y técnicas desarrollados por el Ejército francés se traducirían en una doctrina conocida posteriormente como DGR (Doctrina de Guerra Revolucionaria). El proceso de deconstrucción celular desarrollado por los militares franceses, la destrucción del sistema de células clandestinas del FLN, se convertiría posteriormente en un modelo a imitar en otras partes del mundo.

Esta metodología netamente punitiva no les dio a los franceses la victoria. La explicación de este resultado hay que buscarla, tal vez, en la aplicación de una doctrina que no tuvo en cuenta el contexto. ¿Fueron la descontextualización de los teóricos franceses y su política colonial la principal causa de utilizar una doctrina netamente punitiva y con consecuencias nefastas para los mismos? Este trabajo se propone examinar la batalla de Argel y la utilización de la DGR por parte del Ejército francés a la luz de las condiciones que hicieron posible su desarrollo. De esta manera, pretenderemos investigar algunos aspectos relevantes de la DGR y de la teoría que evolucionaría a través de ella. En términos más amplios, este artículo pretende realizar un aporte dialéctico-relacional entre la aplicación práctica de la teoría de contrainsurgencia y los teóricos que la desarrollaron, como así también al proceso de descontextualización.

2. La guerra de Argelia, un problema colonial en la Guerra Fría

Como una más de las posesiones coloniales francesas en África, Argelia iba a determinar en mayor o menor grado la utilización de la violencia interna para poder abstraerse al mandato de la metrópoli francesa. La herramienta fundamental para este cometido fue la creación del Frente de Liberación Nacional y de su brazo armado el Ejército de Liberación Nacional (FLN-ELN o ALN en las siglas francesas), que al hacer su aparición llevaba en realidad una larga trayectoria de lucha revolucionaria. Esta se fundamentaba, tal como sucede en todos los casos similares, en lograr la independencia de Paris, que a su vez intentaba resguardar los restos de su colonia, a la que consideraba parte de Francia, pero que a su vez y como una contradicción, negaba los derechos plenos a los ciudadanos argelinos, no así a los franceses que habitaban tierras africanas, y que contaban con una diferenciación civil muy por encima de los anteriores.[2]

La insurgencia se inició a través de un largo proceso en la zona montañosa donde la corrupción del sistema de caïdat (administración territorial descentralizada) había hecho colapsar el viejo sistema del djema (cuerpo tribal) en los douars (pequeñas poblaciones)[3] La penetración rebelde en la zona montañosa facilitó posteriormente su incursión en las ciudades, especialmente en la ZAA (Zona Autónoma de Argel): “La creación de los nuevos douar-djemâas en 1863 estuvo vinculada al objetivo principal de la ley sénatus que provocó una revolución virtual al imponer un concepto francés de derechos de propiedad que transformó la tierra en un bien de mercado”[4]. La mala conducción de la administración francesa en las zonas tribales determinaría a largo plazo una vía de infiltración insurgente de gran importancia, que crearía desde fines de siglo XIX una decepción de los campesinos argelinos contra la administración francesa.

 

El porcentaje de propiedad territorial propiedad de europeos en 1917, en la rica llanura irrigada del valle de Chelif. Las fechas de fundación de los municipios de colonos entre 1848 y 1888 indican el proceso de urbanización. (Mapa extraído de Macmaster, Neil. War in the mountains , p. 7).

 

En todo proceso insurgente, un elemento fundamental a considerar es que, si hay una insurgencia es porque normalmente una gran parte de la sociedad tiene carencias importantes y se cometen abusos sobre esas carencias que el Estado no soluciona. Esto podría llegar a ser la condición objetiva que tanto necesitaban los rebeldes argelinos para poder iniciar su guerra de liberación. A partir de 1926 comenzaron los primeros indicios de resistencia argelina ante Francia y fue en esos años cuando Messali Hadj, un obrero de la fábrica Renault, se hizo cargo de una asociación cultural denominada “Estrella Norteafricana y Ferhat Abbas” que conformaba el PPA (Partido del Pueblo Argelino), quien durante plena Segunda Guerra Mundial y previendo en el corto plazo la finalización de dicho conflicto, hizo circular el famoso Manifiesto del Pueblo Argelino , que no era ni más ni menos que la primera manifestación en grande para la independencia de Argelia.[5]

Con el desembarco aliado en 1942 en el norte de África se modificaron sustancialmente las relaciones entre la metrópoli y la colonia, ya que aumentó gradualmente el descontento entre los distintos movimientos independentistas que aprovechaban la situación para ir ganando terreno y conformando una cierta estructura insurgente, pues el uso de la violencia era uno de los elementos válidos para alcanzar los objetivos políticos.

La espiral de violencia y la forma como se iba a desarrollar posteriormente el conflicto estuvo marcado por incidentes de una inusitada violencia como el de Setif, donde elementos rebeldes atacaron despiadadamente a los colonos franceses y mataron a un centenar de ellos; pero peor aún fue la respuesta parapolicial de los franceses, que reprimieron violentamente y ocasionaron la muerte de entre 4000 y 5000 argelinos; otros 1500 fueron detenidos y de ellos unos 180 condenados a muerte posteriormente. Esta violenta represión, por demás indiscriminada, comenzó a volcar a gran parte de la población a favor de los grupos rebeldes, que aumentaron de manera significativa el apoyo a su causa, que en realidad no era ni más ni menos que la causa de la mayoría de los argelinos africanos.

Es en este período, es decir entre los incidentes de Setif[6] y el estallido de la guerra en 1954, cuando los movimientos nacionalistas argelinos crean una verdadera estructura subterránea, preparándose para la guerra que vendría. Gran parte de esa estructura clandestina estuvo dedicada a mantener en la zona fronteriza con Marruecos y Túnez, vías de comunicación que a su vez eran de infiltración, para poder sostener en el tiempo un tráfico adecuado de abastecimientos militares para las organizaciones armadas.[7]

El 1 de noviembre de 1954 comienza la guerra con el estallido de la rebelión. Además de la situación imperante, varios sucesos fueron los detonantes de la guerra:

• La caída de Dien Bien Phu y la posterior derrota francesa en Indochina motivó a más de un nacionalista, aun cuando muchos habían combatido para los franceses, a luchar por su propia independencia, viendo incluso a Francia en un momento de gran debilidad política como para contrarrestar eficientemente a las fuerzas rebeldes.

• La situación social imperante era cada vez peor: el 90% de la riqueza estaba en manos de solo el 10% de la población, que obviamente era francesa. Cerca de 9 millones de argelinos estaban desempleados o eran subcontratados, y entre un argelino que pedía trabajo y un [8]francés, el trabajo era siempre para el segundo. Casi el 80% de los niños argelinos africanos no podía estudiar, y el 85% de la población musulmana era analfabeta.

• Los argelinos vivían en los barrios pobres, prácticamente en villas miseria donde la delincuencia estaba a la orden del día, en tanto los franceses ocupaban los barrios más ricos.

En apariencia, las condiciones objetivas para la revolución estaban dadas: con solo dar un pequeño paso las organizaciones armadas crearían las condiciones subjetivas donde (podríamos decir de acuerdo con Trotsky) reinaba un estado de revolución permanente. El FLN fue creado por el Comité Revolucionario de Unidad y Acción, donde se aglutinó a todas las facciones nacionalistas para luchar contra Francia, en tanto que también se conformó el brazo armado del partido, el ELN (Ejército de Liberación Nacional).[9] Su aparición contra las fuerzas francesas estuvo marcada principalmente por la emboscada a un convoy militar en Tighanimine y por una serie de acciones militares bastante rudimentarias, pero no por ello menos efectivas para lograr el efecto deseado.

En la primera fase de la guerra, de 1954 hasta finales de 1955, las acciones militares del FLN estuvieron dirigidas a atemorizar a la población argelina no europea, cometiendo para ello toda serie de atrocidades y volcándose a un terrorismo exacerbado con la finalidad de crear un estado dentro del Estado, cuyo mandato era el que imponía el FLN. Esta acción que puede parecer cruenta y criminal no era para nada desacertada para los rebeldes, pues lograban dos efectos: en primer lugar, a los indecisos los convencía de apoyar a la insurgencia y de esa manera creaba mayor apoyo; en segundo lugar, provocaba una violenta represión que producía grandes daños colaterales entre los argelinos africanos y por lo tanto volcaba cada vez más a la población a brindarles su apoyo.

Esta estrategia de acción-reacción es propia de toda insurgencia y es justamente uno de los principales errores de la contrainsurgencia, ya que acciona en represalia buscando objetivos militares y, ante la ausencia de estos, maniobra en forma punitiva contra esos presuntos objetivos militares, con el resultado de daños colaterales que terminan polarizando a una población cuyo bando aún no está muy claro.

El FLN mantendría bases de apoyo, tal como dijimos anteriormente, en Túnez y Marruecos, aunque las armas provendrían mayormente del Egipto nasserista y de países del bloque soviético. Esto hizo que gran parte de la lucha, en una primera fase, se volcara más a la zona rural que a la urbana con el fin de contrarrestar a la guerra de guerrillas de los rebeldes. Las tropas francesas, cuyo núcleo duro eran las fuerzas legionarias y la elite de los paracaidistas, comenzaron a llevar a cabo operaciones de búsqueda y destrucción, más conocidas como ratissages y bouclages , que incluían el cerco y el aniquilamiento de las columnas guerrilleras, pero que en su accionar causaban grandes daños a la población civil, aumentando con ello el odio de los locales a los franceses.[10]

 

Esquema básico de una operación de contrainsurgencia en la zona rural contra el ELN. Estos esquemas serán copiados posteriormente por los estadounidenses, pero serán pulidos y modificados por los rhodesianos en su guerra en el Bush.

 

El objetivo de las fuerzas contrainsurgentes en sus operaciones de contraguerrilla se basaba fundamentalmente en el aniquilamiento de la fuerza guerrillera y no en retener el terreno. El procedimiento habitual era el siguiente: una vez detectada una columna insurgente, rápidamente los medios militares se desplegaban en la zona y para ello siempre se dividía la fuerza en un elemento de bloqueo que iba por tierra con medios motorizados, usualmente en los lugares de mayor acceso y que rápidamente ocupaba posiciones a fin de negar a la guerrilla una zona de escape. Otro elemento de las unidades de paracaidistas, normalmente helitransportado, ocupaba posiciones de bloqueo en zonas de difícil acceso pero que podía llegar a constituir una vía de escape. Ambos elementos no cerraban el cerco completo, dejaban una pequeña vía de salida para encauzar a los combatientes enemigos y ser atrapados entonces por el tercer elemento, las tropas aerotransportadas que se habían lanzado ocupando posiciones de emboscada y que terminarían aniquilando a los insurgentes.

Este esquema variaba a veces en base al tamaño de la fuerza guerrillera o al terreno donde las mismas se desplazaban. Más allá de estos procedimientos de combate netamente militares, los franceses no dieron grandes respuestas para considerar el problema de la insurgencia tal como la misma se mostraba. Los franceses fueron rediseñando su doctrina contrainsurgente en base a las lecciones de Indochina y con la experiencia que iban adquiriendo día a día en Argelia. El problema africano no era reconocido como tal por la metrópoli, que lo consideraba más un problema interno político que de la independencia de una colonia, y eso fue justamente lo que debilitó a la doctrina contrainsurgente, demostrando que su eficacia militar era contrarrestada por su ineficacia en la comprensión de la política que subordina a la guerra. La batalla de Argel va a demostrar cómo una fuerza militar que aplica medidas netamente punitivas puede perder una guerra al no aceptar la subordinación de esta a la política.

3. De los campos de Indochina a la Casba de Argel

Iniciada en enero de 1957 e inmortalizada en el filme de Gillo Pontecorvo,[11] la llamada batalla de Argel constituyó uno de los momentos decisivos en la guerra de Argelia, y también el más duro, y que marcó un punto de inflexión en el conflicto.

El FLN había dividido el territorio argelino en seis wilayas , provincias administradas militarmente, que a su vez se dividían en seis mintakas (zonas) y cada una de estas se dividía en nahias (regiones), y cada región comprendía cierto número de sectores.[12] Por su parte, la Zona Autónoma de Argel (ZAA) comprendía tres regiones con diez sectores y treinta y cuatro distritos. La organización de la ZAA comprendía un trabajo unido del FLN con el ELN, aunque solo los consejos regionales eran los que coordinaban las operaciones.

El jefe militar que logró controlar Argel era Yacef Saadi,[13] quien al mando de unos 1400 a 1600 combatientes lanzará una campaña terrorista que terminará provocando la intervención de la 10..a División de Paracaidistas del General Massu. Yacef Saadi se movía por la ciudad protegido por su estructura clandestina, se desplazaba vestido de mujer para no ser detectado, llevando a cabo acciones de terrorismo indiscriminado contra la población argelina francesa; esto daría pie a los paracaidistas para utilizar una serie de procedimientos que irán desde la tortura a la ejecución sumaria de los combatientes del FLN, saliendo de los cauces legales de la guerra.[14] Su principal lugarteniente era Ali la Pointe que llevaría a cabo numerosas acciones terroristas ordenadas por su jefe. La campaña de terror del FLN-ELN consistía en una serie de atentados con bombas en lugares públicos, contra personalidades políticas, contra patrullas policiales y militares o contra personalidades reconocidas de la sociedad europea.

Los dos períodos de mayor actividad militar durante la batalla de Argel fueron los comprendidos entre febrero-marzo y agosto de 1957. Los principales actores en la lucha contrainsurgente fueron sin duda los paracaidistas de la 10.a División del General Massu, pero entre ellos se destacaría en forma ascendente la figura de Marcel Bigeard,[15]

quien aplicaría las técnicas de Guerra Contrarrevolucionaria de Lacheroy, Trinquier y Aussaresses.

El segundo al mando de la 10.a División, el Coronel Yves Godard, fue quien decidió comenzar a trazar la primera estructura contraterrorista al ordenar la Casba y trazar un mapa de la estructura del FLN que le ayudó a destruirlo. Dividió la Casba en varios sectores de responsabilidad, los numeró y coaccionó a miembros locales para que fueran informantes y pudieran descubrir a los miembros de la insurgencia. Según Alistair Horne:

Ninguna de las “manos de Indochina” había tomado las lecciones de la guerra político-subversiva allí más de cerca que Godard... Massu agregó de su subordinado altamente intelectual que, “reflexivo hasta el punto de falto de espontaneidad, solía tener tendencia a perder el autobús”. En la inminente batalla de Argel, sin embargo, Godard estaba decidido a no perder ningún autobús y se convertiría en el experto en el mundo subterráneo de la ciudad, en todas sus complejidades conspirativas.[16]

La estructura que el FLN poseía en Argel era un modelo de compartimentación típico de una fuerza clandestina y que sería copiado por otras organizaciones rebeldes a lo largo de la historia. Detectar esa estructura tabicada y destruirla fue obra del TC Bigeard. Uno de los teóricos más importantes fue el TC Roger Trinquier, quien junto con el TC Charles Lacheroy habían luchado en Indochina y logrado desentramar como operaban las organizaciones revolucionarias, en ese caso el Viet Minh, y desarrolló su experiencia contra el FLN.[17]

 

Cuadro 1. La organización del FLN en cada distrito según Trinquier.[18]

 

Trinquier logró determinar que la guerra de insurgencia se diferenciaba fundamentalmente de las guerras convencionales en que esta no se dirimía en los campos de batalla, sino en las mentes y corazones de la población. Quien ganara a la población para sí, ganaba la guerra. Para lograr sus metas, la insurgencia apelaba a los problemas sociales internos, y para ello conducía las pasiones exacerbando aspectos comunes del colectivo de masas como la ideología, la religión, las creencias regionales, etc.

En los campos de prisioneros del Viet-Minh, tanto Bigeard como sus hombres habían detectado que la población estaba a favor de ellos por haber sido ideologizados y estructurados en jerarquías paralelas que serían la espina dorsal de una insurgencia. Detectar, vislumbrar y comprender la estructura de una organización clandestina era el leitmotiv de la contrainsurgencia si esta realmente quería triunfar. Pero de la misma manera en que estos hombres comprendieron cómo debían luchar, se olvidaron de que la guerra está subordinada a la política y que este tipo de guerra es laxa en el tiempo y busca objetivos netamente políticos y no militares. La Doctrina de Guerra Revolucionaria (DGR) era una herramienta diseñada solo para el campo de batalla, pero carecía de la comprensión política necesaria para poder ganar una guerra de insurgencia.

De la misma manera que muchos ejércitos, el francés sufría en aquellos tiempos de algo que se conoce como conservadurismo militar. Es más fácil analizar maniobras militares que llevaron a un ejército a la victoria, que determinar las causas que lo llevaron a la derrota. Trinquier, Bigeard y el resto de los hombres que hemos nombrado comprendían correctamente esto, el resto de los mandos del ejército francés probablemente no. El problema de la DGR era que necesitaba más tiempo para poder cubrir todos los aspectos necesarios y para poder ser efectiva en su totalidad, por ejemplo, considerando los cauces legales en los cuales se debía mantener y que, de no hacerlo así, se corría el peligro de provocar derivaciones sociales y jurídicas adversas. Toda guerra tiene un marco legal a cumplir, incluso en las guerras de insurgencia; la no comprensión de esto llevaría indefectiblemente a un ejército a la derrota. Argelia es el mejor ejemplo de ello.[19]

 

Cuadro 2. La organización militar del distrito según determinó Trinquier.[20]

 

Cuando Bigeard, al frente de su 3.er Batallón de Paracaidistas, comenzó a incursionar en la Casba, de lo primero que se dio cuenta fue de la incapacidad y desconocimiento que tenían la Policía y la Gendarmería sobre el FLN, especialmente de su estructura y de su modus operandi . Rápidamente comenzó a elaborar un plan de acción que se transformó en un modelo de contrainsurgencia de exportación: se volvió insurgente para combatir a los insurgentes. Para Bigeard, la Policía estaba adaptada, pero carecía de medios; por el contrario, el ejército tenía medios, pero no estaba adaptado, y como era más fácil adaptarse que conseguir medios, decidió que era el ejército quien debía conducir las operaciones. [21]

Todo movimiento insurgente que decide organizar la lucha en un centro urbano populoso, tal como era el caso de Argel, aplica en gran parte técnicas amplias para el manejo de las masas, que a su vez se apoya en una acción psicológica por demás planificada. Las acciones están determinadas a enardecer y exaltar el descontento de la masa objetivo, aquellas personas que están masificadas debido a la concentración poblacional y por ende al aumento de necesidades sociales. Poder discernir la acción revolucionaria de un descontento popular es un punto fundamental para evitar los daños colaterales, que de alguna manera polarizan a los sectores en contra de quienes los provocan.

Para Bigeard esto estaba claro y para ello debía romper con la estructura celular que el FLN le oponía. En toda estructura tabicada y celular como la detectada por Trinquier en la Casba de Argel y que más tarde se ramificó al resto del país, era necesario encontrar el punto más vulnerable de la cadena. Se logró comprender que en la organización insurgente era imprescindible el control de las áreas, y que la lucha se llevaba a cabo no en todas ellas sino en los lugares bajo control de la organización. Para ello se puede ver que había tres tipos de áreas: [22]

• Áreas bajo control efectivo del FLN. Allí Yacef Saadi y Ali La Pointe tenían sus puestos de comando, con varios lugares de alternativa, con alijos de armas y postas sanitarias. En estas áreas, el FLN había organizado los barrios en zonas y sectores con un responsable en cada uno de ellos.

• Áreas bajo control de los paracaidistas y las fuerzas policiales, donde el FLN realizaba incursiones especialmente con bombas, para lo cual había desarrollado una estructura de colocadores de bomba, que en su mayoría eran mujeres voluntarias.

• Tierra de nadie, en los sectores de la Casba utilizados como puntos de contacto y donde el FLN intentaba extender su control. De la misma manera que en otros lados, lanzaba una campaña de terror que iba desde el asesinato selectivo al indiscriminado con bombas.

Para poder desenmarañar esta estructura, especialmente la de los colocadores de bombas, los paracaidistas comenzaron a aplicar ciertos procedimientos no legales, entre ellos el secuestro de sospechosos de pertenecer al FLN, con el objetivo de interrogarlos violentamente y que estos delataran a otros miembros. Muchas veces se los llevaba encapuchados y se los hacía reconocer en el lugar a alguien que perteneciera a los rebeldes. De esta manera los paracaidistas fueron quebrando la organización celular de la guerrilla, llegando incluso a aniquilar la insurgencia casi por completo.[23] Pero casi no es todo, y mientras hubiera voluntades para seguir la lucha, la guerra continuaría.

El FLN debió soportar el embate de los paracaidistas que de a poco diezmaban sus filas, especialmente entre sus cuadros y mandos, cuyo reemplazo era muy complejo de lograr. Es por ello que se debió hacer un reagrupamiento de sus fuerzas en algunas regiones con el

objetivo de unificar los mandos que habían sido muy castigados. Sin embargo, el FLN demostró una gran capacidad para absorber las bajas y reconstruir su estructura nuevamente. De esa manera, la estructuración piramidal que había sido desbordada por el accionar de los “paras”, de a poco se fue reconstituyendo como una nueva telaraña y con capacidad para iniciar nuevas acciones terroristas.

Esta facilidad de recuperación casi inmediata en la base de la pirámide se debía en gran parte a la conformación del FLN y a su previo trabajo de masas en las distintas regiones de la ZAA. La velocidad con que se reclutaban hombres y mujeres era mucho más rápida que la capacidad de los paracaidistas para destruirla. El punto fundamental para poder comprender esto se basa en que las fuerzas militares francesas tenían como centro de gravedad de la acción la organización militar del ELN y en mucho menor escala la organización política del FLN. Por lo tanto, se atacó el aparato militar, pero no de la misma manera el aparato político, y era precisamente este el que permitía la recuperación de la organización armada. Un ejemplo de ello es la reunión de información e inteligencia desarrollada por el FLN en la ZAA, conformada por una intrincada red de enlaces, correos y espías que mantenían informados a los jefes de regiones en todo momento; una red primitiva, con niños pequeños y mujeres como enlaces para llevar notas de un lado a otro, pero no por ello menos efectiva. Por otro lado, las medidas de contrainteligencia que tomaban las distintas células les permitían sobrevivir a uno que otro miembro y de esa manera rompían la cadena de delaciones que los paracaidistas habían sacado en los interrogatorios.

Para intentar descomprimir la presión de los paracaidistas, el FLN decidió concentrar una serie de ataques en la zona rural. Realizaron emboscadas a columnas móviles francesas y les ocasionaron fuertes bajas; fue entonces cuando el mando francés lanzó a los paracaidistas en varias operaciones aerotransportadas que incluyeron lanzamientos y operaciones helitransportadas. El 3.er Regimiento de Bigeard aniquiló a una fuerza del ELN en Agounnenda, donde mató a 96 guerrilleros y solo perdió 8 hombres, y en Timimoun logró destruir a otra fuerza insurgente utilizando los procedimientos de cerco y destrucción con la típica combinación de aferrar con fuerzas terrestres mientras tropas helitransportadas y aerotransportadas ocupaban posiciones de bloqueo en emboscadas.[24]

Para evitar la infiltración desde las bases externas, especialmente de Túnez y Marruecos, se creó una serie de líneas fortificadas con alambrados y campos minados que obstaculizaban a las columnas de comandos del ELN. Se crearon también varios complejos de aldeas de autodefensa, un procedimiento que utilizaron los británicos en Malasia y que los estadounidenses también lo harían en Vietnam bajo el programa de aldeas estratégicas. Este programa de aldeas de autodefensa intentaba evitar la infiltración del FLN entre la población rural, pero su efecto dejó mucho que desear, incluso fue hasta contraproducente debido a las constantes violaciones a los derechos humanos que las fuerzas represivas francesas cometieron contra la población local. Además, y como explicamos anteriormente, el trabajo del FLN en los douars (comunidades aldeanas) llevaba demasiado tiempo y gran parte de la zona rural, especialmente en las montañas Ouarsenis, estaba bajo control insurgente.

De esta manera el FLN, por el momento, no pudo aliviar a sus fuerzas militares en Argel, las que prácticamente estaban sitiadas en la zona urbana y camino a su destrucción por los paracaidistas que estaban ajustando las marcas cada vez más ante la recuperación que mostraba el FLN.

Para poder contrarrestar el accionar de los rebeldes y definitivamente destruir sus redes, los paracaidistas de Bigeard comenzaron a recrudecer sus procedimientos de combate, los que incluían los siguientes aspectos:

• Equipos de inteligencia en base a delatores marcaban la zona donde se encontraban los insurgentes.[25]

• Se acordonaban grandes zonas de la ciudad y se establecían puestos de control.

• Se censaba a la población.

• Se restringió el acceso a distintas partes de la ciudad que fueron marcadas como en “cuarentena”.

• Los sospechosos fueron sometidos a interrogatorios violentos, a fin de delatar a sus compañeros.

• Grupos especiales de paracaidistas ingresaban en forma violenta a los lugares indicados por la Inteligencia como abrigo de los insurgentes.

• La ciudad se controló desde el aire y desde tierra.

Estos procedimientos ya habían comenzado a utilizarse en un primer momento, pero luego se recrudecieron al ver que el FLN lograba recuperarse en forma más rápida de lo previsto. El punto decisivo de la batalla de Argel se dio con la captura de Yacef Saadi.

El CR Godard se movió en base a información obtenida por resultados de los interrogatorios a varios miembros del FLN detenidos, que marcaron la base donde se escondía Yacef Saadi. Una unidad especial de paracaidistas logró arrinconar y cercar a él y a su lugarteniente Ali la Pointe, quienes amenazaron con volar toda la manzana si los “paras” entraban. De esa manera se logró llegar a una negociación y Yacef se entregó; no así Ali la Pointe, quien junto a otros fedayines se batió con los “paras”, quienes terminaron colocando explosivos plásticos y volando el lugar. Los daños colaterales alcanzaron a dar muerte a 17 personas que vivían en los aledaños y que no habían sido evacuados por los franceses.

Este fue el punto de inflexión en la batalla de Argel, la que se dio como una victoria de las fuerzas francesas. El FLN no lograría volver a controlar la ZAA hasta tres años después, y para ello debió reestructurar su accionar en otras zonas urbanas, aunque el centro de gravedad de la acción revolucionaria pasó a la zona rural.

Como ha sucedido en muchas guerras, la batalla de Argel fue una victoria que no permitió ganar la guerra sino todo lo contrario: el accionar punitivo de las fuerzas francesas basado en acciones netamente militares, sin tener en cuenta el trasfondo social que movía a la insurgencia argelina, fue contraproducente. La guerra psicológica emprendida posteriormente por el FLN daría sus frutos y permitiría a corto plazo ganar la guerra.

El costo moral de la tortura como elemento sistemático para obtener información no se emparejaba con los derechos que los franceses decían proteger, ni tampoco con los derechos civiles que el mundo occidental pregonaba como parte de su política y del cual Francia era parte. El FLN fue hábil en este aspecto y rodeado de abogados especializados logró torcer una derrota y convertirla en victoria al ganar para sí la narrativa, y con ello la política que marcó el impasse de la guerra. Esta capacidad de desviar la atención de las atrocidades que también había cometido, le dio al FLN un lugar para que sus reclamos fueran escuchados en el mundo entero, pero por sobre todas las cosas, se hicieron eco en la intelectualidad francesa, que creó un frente interno en la metrópoli muy difícil de combatir.

Fueron los insurgentes del FLN los que ganaron la guerra mediática para que el mundo los reconociera, a pesar de que Francia intentó en todo momento tratar a la guerra de Argelia como un problema interno. Pero las concesiones que el FLN prometía dar a las grandes empresas petroleras, entre ellas varias estadounidenses, también ganó en apoyo a su movimiento al incorporar a las grandes corporaciones con intereses en la región. Para fines de 1958, los franceses habían logrado erradicar a las fuerzas del FLN de las principales ciudades, especialmente Argel, y habían ganado terreno en las zonas rurales al impedir la infiltración de efectivos y abastecimientos desde las bases en Túnez y Marruecos. También se había logrado evitar que muchas zonas rurales se convirtieran en santuarios para los insurgentes. A pesar de todo esto y aunque parezca extraño, la guerra estaba perdida.

Pierre Pflimlim llegó al poder en Francia y parte de su política era negociar con el FLN, algo que no gustó para nada en los círculos de los pied-noirs. Su llegada al poder fue muy resistida por los colonos franceses que no querían saber nada con llegar a un acuerdo con los rebeldes. Entre los pied-noirs había muchos militares descontentos con la política del Gobierno y veían para qué lado soplaban los nuevos vientos. Uno de ellos fue Pierre Lagaillarde, capitán de paracaidistas, quien al frente de fuerzas reaccionarias quiso dar un golpe de estado en Argel.[26] El llamado golpe de Argel tuvo un efecto negativo para quienes lo perpetraron pues lo único que hizo fue acelerar la llegada de De Gaulle al gobierno. En septiembre de 1958 tuvo lugar el referéndum que preveía una reforma constitucional y que era impulsado por De Gaulle: el voto afirmativo fue del 96 % y dejó a los golpistas en muy mala posición futura. Para colmo, a principios de 1959 el FLN creó el GPRA (Gobierno Provisional de la República Argelina) bajo el mando de Ferhat Abbas en el exilio (ya que gran parte de su estructura debieron trasladarla a Túnez), lo que obligó a Francia a llamar a un nuevo referéndum para la autodeterminación del pueblo argelino.

En el campo militar, el General Challe, jefe de las fuerzas francesas en Argelia, decidió lanzar numerosas operaciones militares de búsqueda y destrucción para extirpar lo que quedaba del ELN, que aún tenía refugios en las aldeas y en las montañas. Utilizando tropas mecanizadas y blindadas y un brutal apoyo aéreo, allí donde hubiera una columna del ELN descargaba toda su fuerza militar destruyendo todo; incluso se llegaron a bombardear posiciones de la insurgencia en bases en Túnez y Marruecos, con lo que se logró que la postura de EEUU (que de por sí no era muy favorable a Francia) se endureciera, expresando que no permitiría a las fuerzas francesas penetrar ni en Túnez ni en Marruecos, y también que el FLN tuviera una mayor aceptación en las zonas rurales donde vio incrementada de manera exponencial su reclutamiento de voluntarios.[27]

Para finales de 1959, militarmente el FLN-ELN estaba en plena retirada y sus fuerzas habían sido mermadas al mínimo. Prácticamente estaba aniquilado, pero en el plano político se había fortalecido de una manera impensable, incluso a nivel mundial. Las operaciones militares francesas que dejaban un saldo alto de bajas en el FLN, pero también en la población civil, contribuyó a crear una imagen por demás negativa de Francia, situación que fue explotada al máximo por el servicio de Inteligencia del FLN. La guerra psicológica y su faz política habían sido ganadas por los rebeldes argelinos. Manteniendo una mínima presencia militar en las ciudades, haciendo detonar bombas en forma constante para intimidar a los colonos franceses, incursionando en pequeños grupos en la zona rural y causando alguna que otra baja a las fuerzas francesas, atacando con morteros y algunas piezas de artillería del otro lado de la frontera para mantener ocupadas suficientes fuerzas de combate galas, el FLN conservaba de esa manera una posición de fuerza, que junto a las acciones psicológicas y políticas, poco a poco le brindarían la victoria.

Para los franceses la situación no era buena. De Gaulle debió convocar a los insurgentes a la mesa del diálogo; los paracaidistas se sublevaron junto a otras fuerzas francesas y terminó en la famosa insurrección de las barricadas, que finalizó con varios militares detenidos. Otros, como Lagaillarde y Salán, fueron exiliados en España, donde formarán una organización terrorista: la OAS (Organización del Ejército Secreto), de efímera, pero no por eso menos mortífera actuación. En 1962, con los acuerdos de Evian se concedió a Argelia la independencia y Ben Bella asumió el gobierno. Walter Laqueur lo explica:

Así, después de siete años de lucha, Argelia logró la independencia. El éxodo de los europeos no arruinó el país como muchos esperaban, al igual que la afluencia de pieds noirs no contribuyó a la argelina de Francia. Muy en contraste con lo que Fanon había esperado, Argelia se convirtió en una dictadura, primero bajo Ben Bella, luego bajo Boumedienne. Diez años después de la victoria, todos menos uno o dos de los primeros líderes supervivientes de la revuelta se encontraron en prisión o en el exilio. El primer día de la rebelión, el FLN había publicado una proclama que definía su objetivo como la independencia nacional mediante la restauración de un estado democrático soberano en el marco de los principios del Islam y la preservación de todas las libertades fundamentales. El estado argelino que surgió de la guerra de liberación no era exactamente el país de los sueños de los rebeldes; “Heureux les martyrs qui n’ont rien vu”, escribió uno de ellos.[28]

A modo de conclusión

Las lecciones que muchos oficiales franceses aprendieron en la jungla de Indochina dejaron una marca indeleble en forma puntual para que reconocieran que un nuevo tipo de guerra estaba surgiendo. Redactaron muchos escritos, artículos e incluso manuales, donde contaban sus experiencias de la guerra revolucionaria que les había tocado luchar.[29] Es decir, no eran ajenos a un nuevo tipo de guerra, la misma que tendrían que enfrentar en el norte de África cuando aún no habían hecho pie en Francia, más precisamente en Argelia.

Oficiales como Lacheroy, Trinquier, Aussaresses, Chateau-Jobert o Bigeard conocían bien el ambiente en que debían desarrollar sus conocimientos adquiridos en el sudeste de Asia. Ellos fueron quienes de a poco fueron estableciendo una nueva doctrina, la DGR (Doctrina de Guerra Revolucionaria), para combatir a un enemigo implacable. Pero como dijimos anteriormente en el presente artículo, no todo el ejército francés estaba capacitado o comprendía correctamente esta forma de guerra. Tampoco la comprendían los políticos franceses, que hacían oídos sordos ante las demandas de los argelinos africanos que pedían en forma constante derechos igualitarios en su propia tierra. No podemos descontextualizar el momento histórico en el que se dio la guerra de Argelia, ya que este marcaba el paso de la política externa de muchos países que en ese momento intentaban resurgir como las potencias colonizadoras que habían sido. Ese contexto no es otro que el de los inicios de la Guerra Fría; por ende, sus Fuerzas Armadas estaban preparadas para un tipo de guerra que era primordial ganar, pues en caso de una nueva conflagración mundial los campos de batalla de Europa decidirían la supervivencia del modo de vida occidental contra el comunismo.

 

Coronel Charles Lacheroy (Imagen tomada de http://deltas-collines.org/galerie/LACHEROY)

 

Es en ese contexto que el Ejército francés fue a luchar a Argelia con una doctrina de combate apta para una guerra convencional contra fuerzas blindadas y mecanizadas soviéticas, no contra columnas guerrilleras de menos de cien hombres que se volvían esquivas, o contra combatientes que colocaban bombas haciendo un uso indiscriminado del terrorismo. Las fuerzas terrestres, aéreas y marítimas que Francia envió al norte de África estaban poco preparadas para este tipo de enemigo. Sus fuerzas de elite, como los comandos, paracaidistas y la legión, estaban preparadas para combatir a un enemigo insurgente, y fueron los que mejor se adaptaron, pues su forma de combatir, normalmente poco convencional y no muy apegada a la disciplina rígida, los hizo más adaptables que otro tipo de fuerzas.

Uno de los oficiales franceses que mejor comprendió el ambiente particular de la guerra revolucionaria, y que más tarde sería uno de los intelectuales de la DGR, fue el CR Charles Lacheroy, especialista en guerra psicológica y protagonista fundamental durante la batalla de Argel. Había escrito ciertos ensayos sobre el Viet Minh y su capacidad para enfrentarse a fuerzas mucho más fuertes, y de cómo la doctrina revolucionaria era un factor decisivo para poder vencer en lo que Mao llamó “la guerra prolongada”. Sin embargo, tanto Lacheroy como Bigeard y tantos otros oficiales franceses que adoptaron la DGR para combatir al FLN no comprendieron en ese momento que dicha doctrina era muy débil políticamente y que se basaba en el efecto deseado en el campo de batalla, pero no para alcanzar los objetivos políticos buscados por medio de la guerra.

La DGR estaba concebida en base a las experiencias de varios militares franceses que habían luchado en Indochina. Muchos de ellos comenzaron a establecer sus lineamientos en los campos de concentración del Viet Minh y la irían perfeccionando a medida que se desarrollaba la guerra de Argelia. Tampoco podemos descontextualizar el marco en que esta doctrina hizo su aparición, que es como dijimos anteriormente, el de la Guerra Fría. Ese es el motivo por el cual no se logró ver el verdadero problema y se accionó como se lo hizo.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el mundo se reconfiguró en dos bloques antagónicos (uno capitalista y otro comunista) que no solo amenazaban al planeta con un nuevo enfrentamiento militar, sino que además cada uno intentaba imponer su ideología para de esa manera hacer prevalecer su modelo económico y social. Es en este marco que Francia se enfrentó contra movimientos nacionalistas en sus colonias que buscaban independizarse de la metrópoli, pero para los militares franceses estos movimientos eran ante todo comunistas, no nacionalistas que deseaban la independencia. Esta tesitura les impidió ver el verdadero problema.

Los nacionalistas del FLN no eran comunistas, tampoco socialistas, sino que se volcaron al bloque comunista, donde conseguían apoyo. Por su parte, los franceses no querían ver el problema de las colonias, por eso lo trataron como algo interno del territorio francés y a los miembros de la insurgencia se los consideró fellaghas (bandidos), no como enemigos que buscaban la independencia. Los franceses no se veían como los alemanes cuando invadieron Francia y ellos se convertían en “maquis”; por el contrario, no toleraban que un grupo de argelinos los desafiara, sin darse cuenta de que los argelinos africanos eran como los “maquis” y ellos como los alemanes.

Para Roger Trinquier:

La guerra de hoy es el choque de una serie de sistemas –político, económico, psicológico y militar- que tiende a derrocar el gobierno existente en un país para sustituirlo por otro. Para alcanzar esta meta, el agresor explota hasta el límite la tensión interna del país en su parte ideológica, social, religiosa, económica, etc. En otras palabras, usa cualquier conflicto que pueda tener profunda influencia en la población que va a ser conquistada. Hay todavía más; en vista de la actual situación de las naciones, cualquier punto débil que presente un país, por muy apartado o falto de poder que sea, siempre es traído por estos grupos a un plano de actualidad, a fin de convertirlo en parte de un conflicto mundial. Y así, impulsado por estos elementos, un asunto de origen secundario, apenas sin importancia, puede transformarse en una cosa grande una vez que se generaliza...”. [30]

El texto de Trinquier expresa un concepto de “guerra moderna”, llámese “guerra revolucionaria”, especialmente en la parte que hemos transcripto. Para Trinquier (que volvemos a recordar junto a Lacheroy y Aussareses), uno de los intelectuales de la DGR, el problema es que el objetivo de una insurgencia es cambiar un gobierno por otro afín a la ideología. La guerra de Argelia no era un problema de ideología, como tampoco los eran las guerras de África del Sur, sino que el problema radicaba en que la mayoría no podía acceder a los plenos derechos de ciudadanía, eran ciudadanos de segunda en su propio país; en tanto que los franceses los veían desde un punto de vista ideológico como agentes externos que intentaban modificar el estilo de vida occidental. Para ellos eran agentes comunistas –de acuerdo al ambiente particular en el que se desarrollaba la Guerra Fría– que intentaban derrocar a un gobierno constitucional, sin ver que el gobierno era de los franceses en Argelia y los derechos eran de estos y no de los argelinos.

La DGR no era solo débil políticamente, sino que carecía de una visión clara del contexto en que la guerra se daba, no estaba preparada para contrarrestar a una insurgencia sino diseñada para combatir a un grupo sedicioso de ideología adversa, tal como lo habían visto también en Indochina.

En la guerra revolucionaria, el primer punto a considerar es el contexto en el que esta se lleva a cabo, dentro del cual lo más importante son las políticas que se van a aplicar para contrarrestar a los insurgentes y no el simple empleo del aparato militar. Si hay una insurgencia, es porque hay una carencia social de una parte de la sociedad y el primer punto es ver cuál es esa carencia y la política más adecuada para solucionarla. El aparato militar está para proteger esas políticas y no a la inversa.

Los hombres de Bigeard, de Massu y tantos otros no se dieron cuenta de que ellos eran los alemanes y los argelinos el maquis. Por ello aplicaron una doctrina punitiva y netamente militar que no tuvo en cuenta el contexto y como dice Trinquier: “Y así, impulsado por estos elementos, un asunto de origen secundario, apenas sin importancia, puede transformarse en una cosa grande una vez que se generaliza…”. La pregunta que surge es: ¿Qué es un asunto de origen secundario y apenas sin importancia? Es probable que esta fuera la visión que muchos militares y políticos franceses tuvieron de la guerra de independencia de Argelia: la de un grupo (los llama “elementos”) ideológicamente adverso que intentaba sustituir un gobierno por otro, lo que demuestra que no se había analizado el contexto en que la guerra se desarrollaba.

Siguiendo a Trinquier:

Para encontrar solución al problema, tenemos que empezar por darnos cuenta de que en la guerra moderna no estamos luchando frente a determinado grupo armado esparcido en determinado territorio, sino frente a una peligrosa y bien armada organización clandestina cuyo papel principal es imponer su voluntad a una población...[31]

Cuando habla de población, se refiere a un grupo humano que no quiere ser conquistado por voluntades ajenas. Pero la población argelina no quería ser conquistada por el FLN, sino por los franceses que habían colonizado el país en el siglo anterior e impuesto su voluntad. Es así como podemos ver que el problema principal era la descontextualización real del marco de la guerra de Argelia en que se veían inmersos los militares franceses, y obviamente los políticos que los mandaban.

Para interrogar a los prisioneros del FLN se empleaba la tortura. Se buscaba así la delación sin más del miembro siguiente de la célula, que luego llevaría a la detención de otro miembro y así sucesivamente hasta destruir toda la cadena celular. Este procedimiento llamado de deconstrucción celular salía de todos los cauces legales y las consecuencias finales fueron desastrosas. El tiempo y la información obtenida eran determinantes para justificar la tortura y el castigo de los prisioneros.

La batalla de Argel se ganó en un plano militar, pero dio pie a una serie de acciones políticas que resultaron adversas para el resultado final de la guerra; tal como en una contienda de boxeo no importa quién pegue más sino quién gana la pelea, el resto es irrelevante. Ninguna doctrina de contrainsurgencia prevalecerá mientras los alemanes piensen que son los “maquis”; el secreto estará en dilucidar quién es uno y quién es otro.

 

 

Obras citadas

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Bibliografía complementaria

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Filmografía

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ROBIN, Marie Monique. Los escuadrones de la muerte. La escuela francesa. 2003.

 

 


1 … Dos miembros del FLN, Zabane y Ferradj, que habían estado condenados durante muchos meses, fueron guillotinados en la prisión de Barberousse, bajo una fuerte presión de la opinión pública de los pied noir (personas de origen francés o europeo nacidas en Argelia entre 1830 y 1962) y queriendo aplacarla para sacar adelante la pretendida “declaración de derechos”, o loi-cadre, se había negado a conceder el indulto. Al anunciar que por cada miembro guillotinado del FLN, cien franceses serían asesinados indiscriminadamente, Ramdane Abane ordenó represalias inmediatas. A Saadi Yacef (quien, tras el arresto de Bitat, se había hecho cargo de la ZAA de Argel) se le dijo que “matara a cualquier europeo entre las edades de dieciocho y cincuenta y cuatro años. Pero ni mujeres, ni niños, ni ancianos…” HORNE, Alistair. A savage war of peace. Algeria 1954-1962. Ed. NYRB Classics. 2006. Pags 261-261

2 En 1830 Francia había convertido a Argelia en uno de sus dominios africanos de ultramar y para entonces miles de colonos franceses se asentaron en dicho país, donde más tarde serían conocidos como pied-noirs. A inicio de los 60 más de 1.000.000 de franceses habitaban en suelo argelino, de ahí que comenzaran las grandes diferencias sociales entre estos y los africanos.

3 N. MACMASTER, War in the mountains. Peasant society and counterinsurgency in Algeria. 1918-1958. Ed Oxford University Press. 2020, pp 119-124

4 Ibidem, p. 119

5 En el Manifiesto se intentaba que una vez terminada la guerra Argelia sería convertida en un Estado argelino dotado de una constitución que a su vez era dada por una Asamblea elegida por voto universal. Este manifiesto fue hecho llegar a De Gaulle antes de la huelga del 23 de setiembre del 43. J. DUCHEMIN. Historia del FLN. Ed Circulo Bruguera. 1963, pp. 23-29

6 El 1 de mayo de 1945, Día de los Trabajadores, el PPA había hecho enarbolar una bandera argelina en Argel que provocó hechos violentos con los pied-noirs. En los episodios callejeros muere un argelino, un tal Bouzid, que enardeció a los nacionalistas argelinos, que a su vez se la tomaron con los colonos, llegando a dar muerte al alcalde de Setif. BURLEIGH, Michael. Pequeñas guerras, lugares remotos. Ed Taurus. 2015, p. 306

7 J. PIMLOTT. Guerrilla Warfare. Ed Bison Books. 1985, pp. 74-75

8 Para los datos de la situación argelina, ver TRIPIER, Philippe. Autopsia de la Guerra de Argelia. Ed. France Empire. 1976, pp. 22-25.

9 La génesis del FLN se debe buscar en la OS (Organización Especial) creada en 1947 por miembros disidentes del MTLD, donde ponían su fe en la acción directa ya que descreían de una solución política al problema argelino. Ibidem, p. 35

10 Los distintos procedimientos de contrainsurgencia fueron volcados por uno de los teóricos del Ejército francés y cuyas lecciones aprendidas en Indochina, específicamente en la pacificación del territorio camboyano de Chlong, donde se tradujeron como: ratissages, el barrido; bouclage o bloqueo, le harcelement o acoso y le tourbillon o torbellino. Estos procedimientos para combatir a la guerrilla en terreno montañoso formaron parte de los escritos del coronel Jacques Hogard. La Doctrine Hogard. Contre-insurrection. En Cahier du retex. 2013, pp. 37-43.

11 El filme de Gillo Pontecorvo La Batalla de Argel es hoy en día un referente para los estudiosos de la Historia Militar, ya que allí aparece Yacef Saadi, quien fuera jefe de la Zona Autónoma de Argel, y reproduce con gran fidelidad los hechos acaecidos en las callejuelas de la Casba.

12 J. DUCHEMIN. op cit. Pag 96. También ver J. PIMLOTT. p. 74.

13 “Yacef era el hijo de veintinueve años de un panadero de la Casbah, séptimo de una familia de catorce, que había comenzado a trabajar para su padre a la edad de catorce años…” HORNE, Alistair 261

14 P. AUSSARESSES. The battle of the Casbah. Terrorism and Counterterrorism in Algeria. 1955-1957. Ed Enigma books. 2004. La controvertida obra del Coronel Aussaresses fue parte de la doctrina de guerra revolucionaria del Ejército francés. En la misma, reconoce la tortura como elemento principal para la obtención de información en los prisioneros.

15 Marcel Bigeard fue uno de los legendarios jefes de paracaidistas. Durante la Segunda Guerra Mundial combatió en los maquis y en las unidades de paracaidistas del SAS de la Francia libre, luego combatió en la guerra de Indochina, donde se hizo famoso por conducir magistralmente la retirada de su batallón en Tu Le. Más tarde saltó al frente del 6.° Batallón en Dien Bien Phu en el marco de la Operación Castor, para volver a saltar nuevamente en plena batalla sobre el campo atrincherado y dirigir valientemente la defensa de Eliane 1. Fue uno de los primeros jefes de paracaidistas que en Argelia comenzó a utilizar una combinación de fuerzas helitransportadas y aerotransportadas para combatir a las guerrillas del FLN. Su personaje mítico dio origen al Coronel Raspeguy en la célebre novela Los Centuriones de Jean Larteguy. Ver su obra: BIGEARD, Marcel. Ma. Guerre D´Algerie. Editorial Rocher. 2010.

16 A. HORNE, op. cit., pp. 68-269

17 Dos obras fundamentales para comprender la Doctrina de guerra Revolucionaria son: La Guerra Moderna, de Roger TRINQUIER y los escritos de la conferencia de Charles LACHEROY, “Guerra Revolucionaria y Arma Psicológica,” de 1957.

18 R. TRINQUIER. La Guerra Moderna. Ed. Cuatro Espadas. 1981, p. 27

19 La DGR francesa tiene varios teóricos; uno de ellos no fue tomado en cuenta por el Ejército francés a pesar de haber tenido un gran éxito en su zona de responsabilidad. David Galula explica y fundamenta una serie de procedimientos contrainsurgentes totalmente opuestos al resto de los teóricos como Trinquier, Lacheroy o Aussaresses. Para Galula, la insurgencia era algo muy complejo y poder derrotarla era casi imposible. La no utilización de métodos coercitivos como los de sus camaradas y la utilización de la violencia en la mínima expresión logró resultados mucho más provechosos y exitosos. Ver GALULA, David. Pacification en Algérie. Ed. Les Belles Lettres. 2016

20 R. TRINQUIER. op. cit., p. 27.

21 J. DUCHEMIN, op. cit., p. 234.

22 Revolutionary Warfare. Volume V. French revolutionary figthings. Indochina and Algeria. Department of Military Art. United States Military Academy West Point. 1968, pp. 82-87.

23 Para finales del mes de marzo, el 3.er Regimiento de Paracaidistas de Bigeard había detenido a Ben M´hidi, 343 miembros militantes del FLN, 197 simpatizantes, 70 fedayines (combatientes duros), y se habían incautado 324 armas, 87 bombas, 119 granadas, etc. DUCHEMIN, op. cit., p. 234. AUSSARESES en su obra explica con detalles el procedimiento de deconstrucción celular por la cual se destruye la organización clandestina de la ZAA.

24 Revolutionary Warfare. Volume V. French revolutionary figthtings. Indochina and Algeria. Department of Military Art. United States Military Academy West Point. 1968, pp. 99-101

25 “En 1948, las montañas de Dahra fueron seleccionadas por la OS como un macizo que ofrecía un excelente potencial como base para un futuro maquis y el 19 de agosto un grupo de ocho líderes de la OS, entre ellos dos futuros presidentes de Argelia, Ahmed Ben Bella y Mohammed Boudiaf, llegó en autobús a la pequeña ciudad costera de Novi para realizar un reconocimiento del Dahra”. MACMASTER, Neil, op. cit., pp. 196-197 Es decir que desde 1948 se habían sentado las bases en las montañas, demasiado tiempo para poder erradicar a los insurgentes.

26 La acción se disparó cuando el FLN decidió ejecutar a tres prisioneros franceses que hacía varios meses retenía; esto enloqueció a los colonos que no querían saber nada con llegar a un acuerdo con los miembros del FLN. Todos los mandos franceses en Argelia, incluido el GD Raoul Salan, se manifestaron ampliamente en contra de la política francesa de acordar con los insurgentes. Salan y Massu decidieron conformar un Comité de Unidad. Mientras tanto, miles de colonos junto a unos 30000 musulmanes que se les unieron, encabezaron una serie de actos insurreccionales al grito de “Argelia francesa”.

27 El FLN también lanzó una brutal ola terrorista contra los colaboradores que se enrolaban en las milicias harkis para luchar a favor de los franceses, haciendo que la cantidad de voluntarios para estas milicias disminuyera sensiblemente.

28 W. LAQUEUR. Guerrilla Warfare. A historical and critical study. Ed. Routledge. 2017, pp. 298-299.

29 1400 textos de todo tipo documentos, monografías, artículos, etc, fueron publicados por numerosos oficiales franceses durante la campaña de Indochina sobre la guerra revolucionaria. WYNNE, Beers. French Army Strategy and Strategic Culture during the Algerian War; 1954-1958. Tesis University Of North Carolina. Chapel Hill. 2011, p. 30.

30 R. TRINQUIER, op. cit., p. 22.

31 Ibidem, pp. 24-25.