Estuvo en nuestra cartelera si no me equivoco en noviembre pero estábamos absorbidos por el mundial. Y realmente es una película que vale la pena ver. Ahora la podes encontrar en MUBI y en Stremio.

Estoy hablando de Aftersun, ópera prima de la escosesa Charlotte Wells.
Con algunas películas me pasa que cuando las termino, por un momento no puedo hablar. Es como si todo mi cuerpo quede capturado, absorbido, por imágenes, olores, sonidos provenientes de un estado proveniente de lo visto, que son tan intensos que una necesita de cierto tiempo para dejar que la experiencia acontezca y siga su curso.

Eso me pasó con Aftersun, una película que habla, sin estridencias ni golpes bajos, de la relación de una niña de 11 años con su papá y lo hace de un modo íntimo , apelando al recurso de una videograbadora, objeto que sirve de hilo conductor y con el que padre e hija registran gran parte de ese verano juntos y del que se sirven en ocasiones para evocar otro tiempo. La peli tiene una estética muy noventosa propia de ‘lo que ahora está de moda’ pero no opaca ni está por delante de esta brillante historia. Ellos ya no viven juntos sino que se reencuentran cada verano y si bien el film no cuenta nada grandioso está repleto de escenas embriagadoras donde ambos juegan, conversan, se cuidan y se confiesan. Afianzando una complicidad que gradualmente, los va uniendo y potenciando. Ella, asomándose a la pubertad y él intentando acompañarla : sabia y torpemente a la vez.

Me emocionó hasta las lágrimas y así como la niña le pregunta a su papá que cree que estaría haciendo él si tuviera 11 años como ella (momento clave y desgarrador que nos ayudara a tener todavía mayor empatía para con este padre joven que intenta como puede ser el mejor padre posible.
¿Què se hace con lo que hicieron de nosotros? del mismo modo me encontré preguntándome cómo se pasa tiempo con un padre atravesando una profunda depresión (aun en la temprana edad somos capaces de percibir -y a la vez hacer todo lo posible para acompañar y demostrar- un amor incondicional). Hay algo hermoso de ese registro/objeto que captura la cámara, captura lo que inevitablemente se nos escapa. En este caso, la hija filma a su padre es, de alguna manera, un intento de conservar, preservar, un momento para siempre. Esta historia tiene la virtud de reflejar un recuerdo de vacaciones -una intimidad- donde se disfruta del no-tiempo, uno está presente en el aquí/ahora.
Es sobre la complicidad de un vínculo inquebrantable. Es sobre el padre que tiene a su hija como único sostén. Quién tuvo un padre así me sabrá entender. Quién se fue de vacaciones con un padre desgastado por la incertidumbre/peso de vivir, sabrá entender.
Sobre el final, casi a modo de despedida, ella le confiesa :

“A veces miro el cielo y si puedo ver el sol pienso que aunque no estemos en el mismo lugar y no estemos realmente juntos , en cierto modo lo estamos porque estamos los dos bajo un mismo cielo”.

Y estar, realmente encontrarse bajo un mismo cielo, en un mundo hostil, no es poco.
Nostálgica por momentos, desgarradora por otros, por sobretodo, hermosa. Durante su transcurso, uno logra sumergirse en esas vacaciones: el padre, la hija, el verano, la música, la perdida de la inocencia, la tristeza pero sobre todo el amor de un padre hacia su hija y de una hija (interpretada por una brillante Frankie Corio) hacia su padre (interpretado por Paul Mescal, quien estuvo nominado y premiado por este rol).