LA VIDA SIN FICCIÓN: escrita y dirigida por Francisco Lumerman

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Cuando el duelo pulveriza en arte

JULIETA DESMARÁS

COLUMNA CULTURAL

La obra atraviesa nueve personajes para tres actores que cuentan historias y se cruzan
tridimencionalizando el espacio.

Las primeras lecturas se vuelven fundantes. Nos revelan algo por primera vez y para
siempre. De esta manera, La vida sin ficción representa -en base a esa experiencia la
lectura que une en complicidad a tres amigos en la adolescencia- la reconstrucción de
esa escritura como legado. En todas las historias que hilvana esta propuesta, escrita y
dirigida por Francisco Lumerman, prevalece el deseo de perdurar.

En la vida sin ficción no hay un final. De hecho, hay finales
infinitos:.

En un principio, uno de los personajes que interpreta Rosario Varela (la actriz junto a
los dos actores en escena, pasan de un momento a otro por diferentes roles) se ocupa
de narrar y filmar la historia de esa amistad adolescente a partir de un documental del
que vemos algunas imágenes. Ella anhela hacer un largometraje de La vida sin
ficción, ese libro que este grupo de amigos amó durante aquellos años de secundaria,
pero no puede hacerlo porque la obra es un best seller y lamentablemente hay otros
productores exitosos que han logrado concretar ese proyecto.  Minutos después,
veremos nuevamente a Rosario interpretar otro personaje: la actriz que participa de
ese rodaje profesional. Es meritorio destacar la labor escénica de los tres actores que
interpretan varios roles y rápidamente se desarman y se arman para contar y ampliar
el desarrollo de esta historia. La actriz intepretada por Varela no la vemos en el set
sino frente a su hermano discapacitado (interpretado por Lumerman). Cada personaje
contiene un deseo singular, y todo se revela en un lapso suspendido que hilvana la
obra. El espacio es un montaje escénico versátil, que juega con lo cinematográfico, no
sólo por la puesta escénica sino por el enfoque estructural y dinàmico que propone

Lumerman.  Cada uno de sus personajes está atravesado por la complejidad
emocional que asume la experiencia de vivir. La adolescente, alegre e introspectiva
interpretada por Rosario Varela, que filma registrando el peso de la enfermedad de
uno de sus amigos que tiene un cáncer terminal. A su vez, también es la actriz exitosa
que está embarazada de su marido infiel y se confiesa con su hermano en silla de
ruedas. Lumerman actúa ese hermano gracioso, sensible y muy inteligente que
reflexiona sobre su condición de inválido y atiende el mundo que lo rodea con brutal
honestidad. Esteban Masturini como el devoto enfermero. Actor que es también
aquel amigo enfermo que envidia el porvenir de sus amigos. Mientras él tiene que
despedirse a cada instante, es testigo de un futuro que no cuenta. Y finalmente, diría
intencionalmente, también interpreta el padre espectral que guía y crece en el deseo de
su hijo escritor (tercer personaje interpretado por Francisco Lumerman).

Durante toda la obra el duelo se filma, se escribe, se juega, se lo enfrenta, niega y
rechaza. La vida sin ficción sacude emociones, rompe estructuras y nos revela un
lugar parecido a los tesoros de la infancia donde había una vez y para siempre. Todo
puede continuar. En la vida sin ficción no hay un final. De hecho, hay finales
infinitos: un avatar cuyo usuario dejó de existir; un amigo suspendido en el tiempo
deja un mensaje para cuando la hija de su amiga crezca; un padre muerto tipea el
teclado de la notebook de su hijo. De algún modo la vida sin ficción asume la
existencia de que una vez que uno comienza sólo hay finales. Allí, el duelo deja de
ser duelo. La herida poco a poco cicatriza. Se puede seguir jugando. Todo lo que
nosotros queramos existe en la alta fantasía.

LA VIDA SIN FICCIÓN

Dir.: Francisco Lumerman

con: Francisco Lumerman, Esteban Masturini, Rosario Varela

Viernes 20:30 hs /Sábados 21:00

Moscú Teatro
Ramirez de Velasco 535 – CABA


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